Como lo dice la escritura, Jacob, estaba dormido, después de estar huyendo de amenaza de muerte; recuesta su cabeza sobre una piedra y el Señor en un sueño le dice…. Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.» Génesis 28:15 NVI

Lo impresionante del relato es que cuando Jacob despierta ,sin importar que había puesto como almohada una piedra, dice con asombro, «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.» Génesis 28:16.

El asombro es la pequeña ventanita del corazón, que nos permite ver lo grande que hay a nuestro alrededor, y ese asombro ve las cosas pequeñas, los detalles, lo que habíamos dejado pasar desapercibido. 

El Señor siempre está ahí, y la mayoría del tiempo no nos damos cuenta….está con sus brazos abiertos, con sus fuerzas dispuestas para ayudarnos, con sus palabras cálidas para aconsejarnos y con su corazón rebosante de amor para amarnos .

Date cuenta,……Asómbrate, y déjate sorprender por la presencia de Dios, pues …..«En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.» Génesis 28:16.

A diario me sucede , cuando hago conciencia de todo lo que tengo y pasa a  mi alrededor, que de pronto no puedo salir del asombro y ver como Dios ha sido fiel en todas sus promesas, en todos sus detalles, pues no ha habido oración que no haya sido contestada, ni petición que no haya sido respondida con  detalle…….Mmmmmmm,….Si….., ese es el Dios que siempre me sorprende.

Yo creo que ninguno de nosotros podría decir que Dios no le ha respondido ninguna de sus peticiones, pues a diario le hacemos una diferente, unas más complicadas que otras, pero al fin y al cabo peticiones.

Lo que podemos ver hoy y cada nuevo día, no es más que la confirmación del gran amor que siente por nosotros, de su gran preocupación y ternura.

Todas sus respuestas están llenas de color, como lo prometió en el Génesis al poner el arcoíris como esa señal de nunca jamás volver a inundar la tierra.

Hoy como siempre Dios renueva sus pactos con nosotros y nos llena de esperanza, para que entendamos y hagamos conciencia de que Él siempre nos responderá lo mejor, lo mas conveniente para nuestra necesidad.… Espera confiado, tu mejor respuesta esta por llegar y esta más llena de color que nunca . 

Una de las cosas que mas nos atormenta en el momento en que tenemos que tomar desiciones, es la duda entre los caminos que debemos seguir y los efectos que van a producir en nuestra vida. Lo que decidimos, lo que decimos, y lo que hacemos, finalmente nos exponen a la critica de los demás, a la inconformidad de alguien o simplemente al rechazo.

En la escuela de las desiciones, nuestra costumbre nos ha llevado a tener en cuenta las opiniones de los demás, de los amigos, de los papás, o de la persona que consideremos esta mas cerca de nosotros para podernos aconsejar. Sin embargo, aun siendo creyentes, es muy frecuente que los miedos nos invadan y que finalmente nos olvidemos de consultar a quién siempre nos responderá y nos hablará directamente y de todas las maneras posibles.

Abram, recibió una respuesta de Dios porque le preguntó a Él, y en muchas ocasiones he escuchado amigos y personas que dicen que Dios no les responde, y eso quizá se deba a que nunca le preguntan. Por eso vemos que en Génesis,  El Señor le dijo a Abram…. lo hizo de manera directa y sin rodeos…lo cual indica que Abram le preguntó.

Por eso, si tienes desiciones Grandes, medianas o pequeñas por tomar, no dudes en preguntarle a Dios, pues así como lo hizo con Abram, solo basta que le preguntes para que el responda….es un desafío….solo pruébalo….es real…te lo dirá….amorosa y delicadamente enviará respuestas…que seguro cuando las recibas, tendrás la seguridad de que ha sido Él mismo el que te está contestando.

Finalmente, el Señor le dijo a Abram, «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Génesis 12:1 NVI, Esto implica que posiblemente las respuestas de Dios, te lleven a hacer cosas que parecen una locura……Mmmmm, si…….. pero de algo estoy seguro,…. cualquier cosa que sea,……. será para mostrarte una nueva tierra, un nuevo amanecer, un nuevo trabajo, una nueva oportunidad, una nueva vida, nuevas personas, amigos y planes, que solo encontrarás si le preguntas a Dios lo que hay que hacer. 

Muchas veces, me han dicho de manera despectiva, si voy a pasar tiempo con ese, o si voy a perder el tiempo con esa, como si fuera un desperdicio de la vida, del tiempo, de la conversación, del compartir, del aprender o del reconocernos con los otros…. Y cuando me pasa de nuevo, pienso en (Génesis 1:27), que nos dice que “Dios nos creó a su imagen; imagen de Dios, Hombre y mujer nos creó”, y no puedo entender como podemos pensar que pasar tiempo con alguien, compartir tu vida con alguien, acercarte a alguien que posiblemente no sea de tu estatus, de tu nivel académico, de tu estrato social, de tu edad, de tu gran nivel espiritual, pueda constituir un motivo de burla, de exclusión, de reproche, de señalamiento, de condenación o de exclusión.

Ahora entiendo la gran dificultad que para nosotros merece el mandamiento de Jesús en  (Juan 13:34) »Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”…. Es extremadamente irreverente pensar en contradecir lo que la palabra de Dios nos dice, pero también creo que es parte de aquellas cosas que la palabra nos advierte acerca de que Él lo perfeccionará y nos ayudará a comprender el amor, a vivirlo como Dios lo ha pensado y hecho con nosotros mismos.

Que bueno que pudiéramos un día como lo dice  (1 Pedro 1:22) tener  “un amor sincero por sus hermanos” y “amarnos de todo corazón los unos a los otros” sin pensar que somos mejores, o peores, mas estructurados o menos estructurados, mas espirituales o menos espirituales; simplemente como lo anota (Romanos 12:9) “con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”

Tal vez “ese” o “esa” te puedan traer la libertad de las cadenas del prejuicio, del engaño, de la mentira, de la injusticia, del arribismo; y entregarte una oportunidad para vivir en la paz que sobrepasa todo entendimiento, la paz del que no tiene favoritismos ni preferencias, del que te escogió a ti y a mi, para amarnos, para salvarnos y para darnos lo mejor de Él, su gran amor… ¡incomparable¡

La aflicción es un sentimiento que puede llegar sin avisar, a veces puede ser pasajera, o en ocasiones permanecer a nuestro lado, sin que nos demos cuenta de que aún sigue ahí.

Hacer conciencia de que en nuestra vida hay aflicción, es el primer paso para romper cadenas de opresión, pena, pesar, pesadumbre, tristeza, sinsabor, amargura, desconsuelo, abatimiento, angustia, congoja, inquietud, ansiedad, desaliento, tribulación, duelo, ahogo, o dificultad. Todas estas sensaciones producen en nuestra vida aflicción.

Cuando declaramos con nuestra actitud, que las cosas a nuestro alrededor no son como quisiéramos que fueran, le damos cabida a la aflicción. A veces centramos nuestra atención en lo que nos falta, en lo que no pudo ser, o en lo que aun no ha sido, y esa manera de ver y de percibir nuestra vida, nos aleja de la presencia de Dios.

Dios es esperanza, perdón, fidelidad, libertad, alegría, gozo, consuelo, nuevas fuerzas, certeza, convicción, respuesta, tranquilidad, aliento, paz, celebración, aire, paciencia, amabilidad, servicio y amor. Esto quiere decir que cada vez que le damos cabida a sentimientos como la aflicción, estamos negando la presencia de Dios y como tal su esencia.

Le ruego a Dios que me permita estar alerta y vigilante ante la aflicción, ante las debilidades de mi carácter, de mi voluntad y de mi corazón; que me permita celebrar la vida que me ha dado y así mismo celebrar la vida de quienes viven a mi alrededor, que me permita mirar con misericordia y amor, que quite de mi toda conciencia vana de considerar que soy perfecto y de que los demás están mal,  que me ayude a vivir conforme a su voluntad,  en su presencia, obediente, pacífico, servicial, como un ejemplo a seguir y como alguien especial con quien las personas desean compartir su  tiempo. Por eso, la palabra nos dice: ¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. (Santiago 5:13)

(Hebreos 4:12) dice que la palabra de Dios es viva y poderosa, y mas cortante que cualquier espada de dos filos, que penetra hasta lo mas profundo del alma y del espíritu, hasta la medula de los huesos y juzga los pensamientos y las intensiones del corazón…..esta realidad es posible vivirla una vez entregas tu vida a Cristo, y te rindes ante su majestad sin prejuicios, sin intelectualismos, sin hálitos de suficiencia o falsa modestia.

Confesar con tu boca que Jesús es el Señor, cobra una conciencia especial cuando sin lugar a dudas te rindes ante su presencia, sin importar lo que digan los demás, sin titubear en la intimidad de tu ser sobre si realmente lo crees, de tal manera que esta declaración penetre hasta lo mas profundo de tu alma y de tu espíritu.

A veces hacemos declaraciones en nuestra vida, llevados por la emoción o por lo que hacen los otros, pero no realmente por convicción. A veces decimos que amamos, y en ese amor no mostramos un compromiso real con quien amamos. Los dejamos a la deriva, los engañamos, o sencillamente no nos preocupamos por servirles o por hacerlos felices.

Ciertamente es aquí cuando entiendo, siento y adhiero a lo mas profundo de mi ser, esta declaración de fe que la palabra de Dios me ofrece para ser salvo. Deja pues que la palabra de (hebreos 4:12) sea el hilo conductor que te permita conducir tu vida al apasionante cielo de Dios y su palabra y a la libertad que solo en ella puedes encontrar.   

Termina Romanos diciendo que “Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. Así dice la Escritura: «Todo el que confíe en él no será jamás defraudado.» No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan, porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo». (Romanos 10: 10-13) 

A mi me pasó ya, que cuando apenas comenzaba a conocer de Dios, e ignoraba el poder de la Gracia y de la sangre de Jesús, con arrogancia y desprovisto de toda misericordia, me atreví a pensar que ¿cómo se le ocurría a alguien en pecado venir a darme lecciones…….?

Como los Fariseos, en el relato de juan, se me olvidaba el pequeño detalle de reconocer de donde me había sacado Dios….. y cuando pienso en donde estaba y de donde me fue a sacar, me arrepiento…..miro al cielo….. y con lagrimas en los ojos pregunto ¿Dios, por qué sin merecerlo, tu me quieres perdonar? Lo único que puedo reconocer es que las grandes lecciones de la gracia de Dios, se hicieron visibles en una cruz para que yo fuera libre, para que pudiera ver, para que me levantara, para que pudiera sanar mis heridas y para que pueda aprender a vivir como Él.

Hoy todos aquellos de quienes tome distancia por considerar que eran unos pecadores, no son más que una señal de Dios que me recuerda el por qué de su muerte y de su sacrificio en la cruz. Dios lo hizo por mi y por ti, tomó la decisión de Glorificarse allí donde ya no había nada que hacer, y de mirar con misericordia a aquel que estaba ciego para devolverle la vista.

Aquel que está sumido en pecado, nos recuerda que es el motivo principal por el cual el Hijo de Dios, se hizo hombre, murió en una cruz y se entregó para darnos la salvación. Ese mismo pecador que soy yo, no puede atreverse a mirar a su lado para señalar a nadie…..pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. (2 Corintios 12:9)

¿Quién soy yo ¡pecador! Para juzgar el pecado de los otros?…. “No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?” (Santiago 4:12)

Un día cualquiera, Dios me sorprendió con esta amonestación; ¿tan torpe eres? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿Pretendes ahora perfeccionarte con esfuerzos humanos?

Antes de conocer la palabra de Dios, mi vida estaba llena de arrogancia, de orgullo, de altivez y de una aparente suficiencia y engreimiento, producto de los triunfos académicos y personales. Fue Dios quien me ayudo a entender que tales actitudes y maneras de ser, constituían en si mismas, manifestaciones del pecado, que en determinado momento nos hacen creer que somos los dueños y señores de nuestra propia vida, y que mas allá de nosotros mismos, no hay nada ni nadie que nos pueda vencer. 

La biblia lo dice, en (proverbios 8:13) “Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso” también dice en el (salmo 94:4) que “Todos esos malhechores son unos fanfarrones; a borbotones escupen su arrogancia” y entonces pienso que en muchas ocasiones corremos la carrera del orgullo y de la arrogancia, seguimos escupiendo insultos, quejas y comentarios. A veces pienso que en la intimidad de nuestro pensamiento, el orgullo, la arrogancia, la altivez y la falta de misericordia, rondan con pasos de gigante, tratando de mantenernos en la palestra del juicio indiscriminado de quienes nos rodean.

La palabra de Dios es en si misma pura gracia, pura misericordia, puro amor, restauración, aliento, apoyo incondicional, renuevo, nuevas oportunidades, vida en abundancia y paz que sobrepasa todo entendimiento.

Reconocer que todo lo que hacemos, lo podemos lograr gracias a la voluntad de Dios sobre nuestras vidas, es el primer peldaño de las interminables escaleras que nos conducen a una vida humilde y llena de la presencia de Dios, en la que reconocemos que todo lo que somos y todos nuestros talentos y habilidades nos han sido dados por el creador  en gracia y que nada de lo que hacemos, es el resultado de nuestro propio esfuerzo.

Así pues, ¿tan torpe eres? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿Pretendes ahora perfeccionarte con esfuerzos humanos?

Dice la palabra en (Mateo 6:34) Que cada día trae su propio afán…“Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”…. y entiendo que así como cada día trae sus afanes, también cada día trae sobre nosotros, nuevas pruebas.

Acaso ¿no has pasado por días en los que resistes la presencia de los demás? y en los que ¿sin saber por qué, tu carácter y tus respuestas no son las mas amables? ¿Quizás días en los que le das permisos a tu corazón y a tu pensamiento de extraviarse por caminos oscuros y en sombras que no te dejan volver por el camino de la verdad, de la paz y de la justicia?  

Quitarse la bruma de los ojos en la mañana, cuando apenas despertamos, es una manera que Dios usa para llamar nuestra atención y recordarnos la importancia de permanecer despiertos. 

No sabemos cuándo volverá el dueño de la casa, el dueño de tu corazón, de tu vida, del aliento con el que haces todas las cosas; el dueño de tus talentos y de tus habilidades, de tus sueños y de tu ser. Puede ser una mañana, una tarde o una noche. De repente puede ser ahora o quien sabe cuando; pero lo cierto es que lo mas deseable, lo que el más anhela es encontrarte despierto; con las alarmas de tu reloj despertador puestas en el apuntador del perdón, de la gracia, del corazón agradecido, de la alabanza y de su palabra.

Estar despierto, finalmente te permite llegar temprano a esa cita, preparado, seguro, firme y estable, confiado y feliz de encontrarte a su lado.

Después  de que el Señor había cumplido su promesa con el pueblo israelita de darles todo el territorio que había prometido darles a sus antepasados, el Señor les dio descanso y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente. Y (Josué 21:45) lo relata así: “y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra.”

El caso de Israel y las promesas cumplidas, nos advierte de la certeza de que Dios consumará todo su plan en nuestras vidas, parece en la historia del pueblo de Israel, que después de tantos años de caminar en el desierto esta promesa no se cumpliría, pero fueron los cambios delicadamente provocados por Dios en sus vidas, en sus mentes y en sus corazones, lo que los condujo finalmente a recibir la tierra que se les había prometido.

Acto seguido y como si ello representara un símbolo especial para sus vidas, Josué les señala que deben regresar a sus hogares, como el lugar en donde su bendición será recibida y donde permanecerá. Y es en el hogar, en la intimidad, en donde finalmente Dios sigue probando nuestro carácter, nuestra fidelidad, nuestra disposición para servir, nuestra solidaridad, nuestras maneras de decir, de conversar, de preocuparnos realmente por quienes forman parte de ese hogar dado por Dios.

Finalmente Dios le entregó al pueblo Israelita, mas que una tierra para vivir, un nuevo hogar en el corazón, en la mente y en la voluntad, por lo que  les dice Josué:  “esfuércense por cumplir fielmente el mandamiento y la ley que les ordenó Moisés, siervo del Señor: amen al Señor su Dios, condúzcanse de acuerdo con su voluntad, obedezcan sus mandamientos, manténganse unidos firmemente a él y sírvanle de todo corazón y con todo su ser” (Josué 22: 5-6)

La tierra prometida es una herencia que Dios nos entregó plenamente en la cruz con el sacrificio de su hijo Jesucristo. No tienes que caminar cuarenta años, ni permanecer en el desierto para recibirla. Regresa al hogar, pues Él ya pagó con su sangre por ello. Simplemente tómala, reclámala, confiesa tus pecados delante de su trono, arrepiéntete, mira a la cruz y vive la vida y la tierra prometida que Dios ya te ha dado.

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