En mis inicios en la vida cristiana, pasados pocos días de entregarle mi vida al Señor, quise componer algo para Cristo; pero ésta tarea fue infructuosa, pues mi corazón apenas podía comprender los cambios que el Señor comenzaba a hacer en mi vida, en mi carácter y en mi diario vivir.
Más adelante, me di cuenta de que, para escribir música para Dios, debía conocerlo primero un poco mejor; debía pasar más tiempo con Él y familiarizarme con su palabra, con su ternura, con su carácter, con su vida, con sus obras, con su incomparable manera de amar que lo llevó a morir por mí en la Cruz; por amor, para perdonarme y para darme una vida nueva y en abundancia.
En el compartir juntos, me enamoré de su perfecto amor, y en esa relación recibo muchos regalos de su parte, entre ellos, la dicha de hacer música para alabarlo y adorarlo. Me deleita mucho hacerlo y no cambio en mi vida, nada de lo que hago ahora, por lo que hacía antes.
Creo que la mayoría de las personas, una vez que conocen de Dios y de su poder, suelen decir:
“Como me hubiera gustado tener una relación personal con Cristo desde siempre”
Ahora solo quiero ser suyo, pertenecerle a Él, disfrutar de la vida que me ha dado, darle gracias por lo que fue, es y ha sido en mi vida y por lo que tiene para mi cada día.
¡Sus misericordias son nuevas cada mañana¡
Por ahora tengo la confianza de que solo Dios, puede hacer que esta historia que comienza, crezca y pueda ser útil en la propagación de la palabra de Dios.
Es mi deseo, ser útil entre tantas personas que desean servirle a Dios. Vivir conforme a su palabra y a su voluntad y disfrutar de su gracia y de su incomparable amor.
Espero que cada uno de los temas, que el Señor me ha permitido escribir, cumpla con el propósito para el cual fueron escritos y se cuelen en lo más profundo de sus corazones, como una oportunidad para recordar, cada vez que se escuchen, las promesas de amor y de paz que Dios nos entrega cada mañana y sobre todo, el propósito de vivir cada momento de nuestra vida en Cristo.
Si bien hacer música no es una tarea fácil, encontrar músicos que apoyen tus ideas, es un poco más complicado. Sin embargo, en este caso, la dicha no puede ser mayor, pues después de un largo tiempo de tratar por varios medios, de conseguir unos músicos que me acompañaran en este proyecto, finalmente desistí de mis fuerzas y dejé en las manos del Señor la conformación de la banda.
Fue así como en oración, le pedí al Señor que me ayudara a encontrar a las personas que necesitaba, para lo cual, sin demora alguna, en menos de dos semanas, me concedió la petición que con tanta insistencia le había solicitado.
Entonces, llegaron a mi vida Daniel Santa y Jhonny Morales en las Guitarras, José Miguel Pedraza en el Bajo, Andrés Sánchez en la Batería y Alexa Monroy en el Piano, quienes con emoción y Espíritu de adoradores entraron pisando fuerte, no solo en mi corazón, sino en cada uno de los temas que comenzaron a entender y a estructurar con sus talentos.
Desde el primer momento en que nos reunimos, fue la oración como equipo y la convicción de lo que el Señor había puesto en nuestro camino, lo que motivó un trabajo sereno y sin condiciones, que hoy nos permite decir con seguridad y sin duda alguna, que fue la gracia de su Santo Espíritu la que nos guardó y nos condujo hasta aquí.
Si hacer música es hermoso y apasionante; en este caso, hacer música para exaltar la grandeza de quien entregó a su hijo para el perdón de nuestros pecados, es mucho más estremecedor. Son tus huesos, tus fibras nerviosas, tus neuronas y todo tu ser, las que responden en coro queriendo decir a viva voz. ¡GRACIAS SEÑOR¡
Sea esta la oportunidad para dar las gracias a Dios por escuchar siempre nuestras oraciones y al Maestro Egidio por escuchar también la voz de Dios en su corazón y aceptar este compromiso de participar como invitado especial, como lo dice el mismo, con todo el amor para ¡Pápa Dios¡
No puedo terminar este relato, sin agradecer a Ivonne Alfaro, quien con su maravillosa voz y con un corazón enteramente dispuesto, armonizó los coros finales de toda la producción.
UN ÁLBUM DE ALABANZA Y ADORACIÓN QUE TE ACERCARÁ MUCHO MÁS A SU PRESENCIA
En mis inicios en la vida cristiana, pasados pocos días de entregarle mi vida al Señor, quise componer algo para Cristo; pero ésta tarea fue infructuosa, pues mi corazón apenas podía comprender los cambios que el Señor comenzaba a hacer en mi vida, en mi carácter y en mi diario vivir.
Más adelante, me di cuenta de que, para escribir música para Dios, debía conocerlo primero un poco mejor; debía pasar más tiempo con Él y familiarizarme con su palabra, con su ternura, con su carácter, con su vida, con sus obras, con su incomparable manera de amar que lo llevó a morir por mí en la Cruz; por amor, para perdonarme y para darme una vida nueva y en abundancia.
En el compartir juntos, me enamoré de su perfecto amor, y en esa relación recibo muchos regalos de su parte, entre ellos, la dicha de hacer música para alabarlo y adorarlo. Me deleita mucho hacerlo y no cambio en mi vida, nada de lo que hago ahora, por lo que hacía antes.
Creo que la mayoría de las personas, una vez que conocen de Dios y de su poder, suelen decir:
“Como me hubiera gustado tener una relación personal con Cristo desde siempre”
Ahora solo quiero ser suyo, pertenecerle a Él, disfrutar de la vida que me ha dado, darle gracias por lo que fue, es y ha sido en mi vida y por lo que tiene para mi cada día.
¡Sus misericordias son nuevas cada mañana¡
Por ahora tengo la confianza de que solo Dios, puede hacer que esta historia que comienza, crezca y pueda ser útil en la propagación de la palabra de Dios.
Es mi deseo, ser útil entre tantas personas que desean servirle a Dios. Vivir conforme a su palabra y a su voluntad y disfrutar de su gracia y de su incomparable amor.
Espero que cada uno de los temas, que el Señor me ha permitido escribir, cumpla con el propósito para el cual fueron escritos y se cuelen en lo más profundo de sus corazones, como una oportunidad para recordar, cada vez que se escuchen, las promesas de amor y de paz que Dios nos entrega cada mañana y sobre todo, el propósito de vivir cada momento de nuestra vida en Cristo.
Si bien hacer música no es una tarea fácil, encontrar músicos que apoyen tus ideas, es un poco más complicado. Sin embargo, en este caso, la dicha no puede ser mayor, pues después de un largo tiempo de tratar por varios medios, de conseguir unos músicos que me acompañaran en este proyecto, finalmente desistí de mis fuerzas y dejé en las manos del Señor la conformación de la banda.
Fue así como en oración, le pedí al Señor que me ayudara a encontrar a las personas que necesitaba, para lo cual, sin demora alguna, en menos de dos semanas, me concedió la petición que con tanta insistencia le había solicitado.
Entonces, llegaron a mi vida Daniel Santa y Jhonny Morales en las Guitarras, José Miguel Pedraza en el Bajo, Andrés Sánchez en la Batería y Alexa Monroy en el Piano, quienes con emoción y Espíritu de adoradores entraron pisando fuerte, no solo en mi corazón, sino en cada uno de los temas que comenzaron a entender y a estructurar con sus talentos.
Desde el primer momento en que nos reunimos, fue la oración como equipo y la convicción de lo que el Señor había puesto en nuestro camino, lo que motivó un trabajo sereno y sin condiciones, que hoy nos permite decir con seguridad y sin duda alguna, que fue la gracia de su Santo Espíritu la que nos guardó y nos condujo hasta aquí.
Si hacer música es hermoso y apasionante; en este caso, hacer música para exaltar la grandeza de quien entregó a su hijo para el perdón de nuestros pecados, es mucho más estremecedor. Son tus huesos, tus fibras nerviosas, tus neuronas y todo tu ser, las que responden en coro queriendo decir a viva voz. ¡GRACIAS SEÑOR¡
Sea esta la oportunidad para dar las gracias a Dios por escuchar siempre nuestras oraciones y al Maestro Egidio por escuchar también la voz de Dios en su corazón y aceptar este compromiso de participar como invitado especial, como lo dice el mismo, con todo el amor para ¡Pápa Dios¡
No puedo terminar este relato, sin agradecer a Ivonne Alfaro, quien con su maravillosa voz y con un corazón enteramente dispuesto, armonizó los coros finales de toda la producción.
70 Veces 7
ya viene nuestro proximo trabajo.
¡¡Esperalo!!