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Muchas veces, me han dicho de manera despectiva, si voy a pasar tiempo con ese, o si voy a perder el tiempo con esa, como si fuera un desperdicio de la vida, del tiempo, de la conversación, del compartir, del aprender o del reconocernos con los otros…. Y cuando me pasa de nuevo, pienso en (Génesis 1:27), que nos dice que “Dios nos creó a su imagen; imagen de Dios, Hombre y mujer nos creó”, y no puedo entender como podemos pensar que pasar tiempo con alguien, compartir tu vida con alguien, acercarte a alguien que posiblemente no sea de tu estatus, de tu nivel académico, de tu estrato social, de tu edad, de tu gran nivel espiritual, pueda constituir un motivo de burla, de exclusión, de reproche, de señalamiento, de condenación o de exclusión.
Ahora entiendo la gran dificultad que para nosotros merece el mandamiento de Jesús en (Juan 13:34) »Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”…. Es extremadamente irreverente pensar en contradecir lo que la palabra de Dios nos dice, pero también creo que es parte de aquellas cosas que la palabra nos advierte acerca de que Él lo perfeccionará y nos ayudará a comprender el amor, a vivirlo como Dios lo ha pensado y hecho con nosotros mismos.
Que bueno que pudiéramos un día como lo dice (1 Pedro 1:22) tener “un amor sincero por sus hermanos” y “amarnos de todo corazón los unos a los otros” sin pensar que somos mejores, o peores, mas estructurados o menos estructurados, mas espirituales o menos espirituales; simplemente como lo anota (Romanos 12:9) “con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”
Tal vez “ese” o “esa” te puedan traer la libertad de las cadenas del prejuicio, del engaño, de la mentira, de la injusticia, del arribismo; y entregarte una oportunidad para vivir en la paz que sobrepasa todo entendimiento, la paz del que no tiene favoritismos ni preferencias, del que te escogió a ti y a mi, para amarnos, para salvarnos y para darnos lo mejor de Él, su gran amor… ¡incomparable¡
Devocional. Tu tiempo con el Numero Uno. ¿Juntarme con el, yo?. 17 Enero
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Muchas veces, me han dicho de manera despectiva, si voy a pasar tiempo con ese, o si voy a perder el tiempo con esa, como si fuera un desperdicio de la vida, del tiempo, de la conversación, del compartir, del aprender o del reconocernos con los otros…. Y cuando me pasa de nuevo, pienso en (Génesis 1:27), que nos dice que “Dios nos creó a su imagen; imagen de Dios, Hombre y mujer nos creó”, y no puedo entender como podemos pensar que pasar tiempo con alguien, compartir tu vida con alguien, acercarte a alguien que posiblemente no sea de tu estatus, de tu nivel académico, de tu estrato social, de tu edad, de tu gran nivel espiritual, pueda constituir un motivo de burla, de exclusión, de reproche, de señalamiento, de condenación o de exclusión.
Ahora entiendo la gran dificultad que para nosotros merece el mandamiento de Jesús en (Juan 13:34) »Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”…. Es extremadamente irreverente pensar en contradecir lo que la palabra de Dios nos dice, pero también creo que es parte de aquellas cosas que la palabra nos advierte acerca de que Él lo perfeccionará y nos ayudará a comprender el amor, a vivirlo como Dios lo ha pensado y hecho con nosotros mismos.
Que bueno que pudiéramos un día como lo dice (1 Pedro 1:22) tener “un amor sincero por sus hermanos” y “amarnos de todo corazón los unos a los otros” sin pensar que somos mejores, o peores, mas estructurados o menos estructurados, mas espirituales o menos espirituales; simplemente como lo anota (Romanos 12:9) “con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”
Tal vez “ese” o “esa” te puedan traer la libertad de las cadenas del prejuicio, del engaño, de la mentira, de la injusticia, del arribismo; y entregarte una oportunidad para vivir en la paz que sobrepasa todo entendimiento, la paz del que no tiene favoritismos ni preferencias, del que te escogió a ti y a mi, para amarnos, para salvarnos y para darnos lo mejor de Él, su gran amor… ¡incomparable¡
MIguel Montes