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2 Crónicas 15:3 NVI
Por mucho tiempo Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin instrucción, pues no había sacerdote que le enseñara.
En este verso podemos ver que Israel estaba sin el Dios verdadero y sin instrucción, y solo al leer este relato puedo pensar en los muchos hogares que viven sin Dios ni ley, sin instrucción y mucho menos sin la verdad.
Cuando estas cosas pasan, nos podemos dar cuenta que todo el mundo finalmente hace lo que quiere y los hijos parece que no tuvieran tutores ni nadie quien les enseñe ni los guie y por eso de manera prematura resultan metidos en compañías y en hábitos y en vicios que nunca nos imaginamos llegarían a tener.
Todas estas cosas pasan cuando lo que dice el verso de hoy se hace real en nuestras vidas y nos quedamos sin la verdad de Dios en las casas y sin alguien que se responsabilice de ello en el hogar…
Los hombres estamos llamados a ser los sacerdotes del hogar y como tal, debemos procurar enseñar a nuestros hijos la devoción a Dios y el conocer la palabra de Dios, de tal manera que podamos vivir unas vidas mucho mas solidas y estables que no se desmoronen fácilmente por el abandono, o por el silencio o por las pautas deliberadas e inconexas de crianza, que finalmente no van a dejar la mejor huella en nuestros hijos.
vamos a orar..
Ayúdame Señor a conocer de ti para enseñar a mis hijos sobre tú amor y tu gracia. enséñame los principios de vida que deben adherirse a nuestro hogar como hijos, hijas y padres, como miembros de una misma manada. Que no reine el egoísmo, ni la distancia entre nosotros sino que sea tu amor y tu gracia la que impere en nuestras relaciones todos los días de nuestra vida, en el nombre de Jesús, amen.
Tu Tiempo con el Número Uno. 4a Temporada. 11 Septiembre. Una casa sin instrucción.
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2 Crónicas 15:3 NVI
Por mucho tiempo Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin instrucción, pues no había sacerdote que le enseñara.
En este verso podemos ver que Israel estaba sin el Dios verdadero y sin instrucción, y solo al leer este relato puedo pensar en los muchos hogares que viven sin Dios ni ley, sin instrucción y mucho menos sin la verdad.
Cuando estas cosas pasan, nos podemos dar cuenta que todo el mundo finalmente hace lo que quiere y los hijos parece que no tuvieran tutores ni nadie quien les enseñe ni los guie y por eso de manera prematura resultan metidos en compañías y en hábitos y en vicios que nunca nos imaginamos llegarían a tener.
Todas estas cosas pasan cuando lo que dice el verso de hoy se hace real en nuestras vidas y nos quedamos sin la verdad de Dios en las casas y sin alguien que se responsabilice de ello en el hogar…
Los hombres estamos llamados a ser los sacerdotes del hogar y como tal, debemos procurar enseñar a nuestros hijos la devoción a Dios y el conocer la palabra de Dios, de tal manera que podamos vivir unas vidas mucho mas solidas y estables que no se desmoronen fácilmente por el abandono, o por el silencio o por las pautas deliberadas e inconexas de crianza, que finalmente no van a dejar la mejor huella en nuestros hijos.
vamos a orar..
Ayúdame Señor a conocer de ti para enseñar a mis hijos sobre tú amor y tu gracia. enséñame los principios de vida que deben adherirse a nuestro hogar como hijos, hijas y padres, como miembros de una misma manada. Que no reine el egoísmo, ni la distancia entre nosotros sino que sea tu amor y tu gracia la que impere en nuestras relaciones todos los días de nuestra vida, en el nombre de Jesús, amen.
MIguel Montes