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A decir verdad, la vida nos pone siempre en la cuerda floja de agradarle a todo el mundo o de querer parecer los mejores frente a los demás, pues estamos sometidos al juicio de quienes nos rodean, por todo lo que hacemos, por la vida que llevamos, por como respondemos ante las situaciones de tensión, por como nos vestimos, o por cuantas cosas tenemos y también por el cómo nos desempeñamos en la vida laboral, como empleados, como hermanos, como papás y como hijos…

Todos vamos a juzgar desde nuestra perspectiva y al final nos daremos cuenta de que nada queda del juicio y nada queda de la aprobación que podamos dar a los demás o de la que nos puedan dar a nosotros, pues para el único para quien debemos estar aprobados realmente es para Dios….. por eso el apostol Pablo nos exorta a buscar no la aprobación humana, sino la de Dios, quien es finalmente el juez perfetco de nuestra existencia……¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación *humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería *siervo de Cristo. Gálatas 1:10 NVI

Esto no quiere decir que no debamos luchar y batallar por hacer lo mejor que podamos frente a las situaciones que la vida nos exige vivir, y tratar de ser los mejores en todo lo que hagamos, pues otra manera de agradar a Dios siempre será dar lo mejor de nosotros con todos y en todo lugar.