Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 10 de septiembre. Iniquidad.

Proverbios 29:18 LBLA: «Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena, pero bienaventurado es el que guarda la ley.»

La palabra «iniquidad» para entenderlo un poco mejor se traduce como vivir apartado de la ley, y yo diría como una expresión común: «Sin Dios ni ley», «como animalitos». Y eso es lo que nos pasa cuando no conocemos la palabra de Dios y simplemente le damos rienda suelta a nuestras emociones, pasiones, placeres, al carácter y a las acciones que nos llevan a dañarnos los unos a los otros, y lo peor de todo sin que nos demos cuenta o, peor aún, pensando que estamos súper bien.

Pues como lo dice el verso de Proverbios: «Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena, pero bienaventurado es el que guarda la ley». El desenfreno claramente vendrá a nuestras vidas si vivimos sin Dios ni ley, como animalitos. Y ese desenfreno seguramente nos ha hecho mucho daño en muchos momentos de la vida, y no solo eso, seguramente ese desenfreno será el culpable de las grandes caídas y desaciertos que hemos tenido que vivir y de las peores situaciones por las que hemos tenido que pasar.

El desenfreno, pues, no nos lleva a buenas acciones, ni decisiones, ni a realidades de esas que quisiéramos planear y anhelar como plan de vida. Por eso el verso termina diciendo que lo mejor es conocer a Dios y guardar la ley del Señor, pues si lo hacemos de esta manera, tendremos una guía divina que es perfecta para vivir y para tomar las mejores decisiones, que nos garanticen una vida con menos sufrimiento y dolor.

Finalmente, el libro de Oseas no puede ser más gráfico al listar lo que nos pasa por causa del desenfreno y la ausencia de Dios. (Oseas 4:1-2 NTV): «¡Escucha la palabra del SEÑOR, oh pueblo de Israel! El SEÑOR ha presentado cargos en tu contra, diciendo: «No hay fidelidad, ni bondad ni conocimiento de Dios en tu tierra. [2] Haces votos y los rompes; matas, robas y cometes adulterio. Hay violencia en todas partes; un asesinato tras otro».

Vamos a orar.

Amado Dios, perdóname por estar tan lejos de ti y en realidad por no buscarte como debiera todos los días de mi vida. A veces parezco como dormido o embriagado con respecto a los peligros del pecado y por eso resulto tambaleándome como un necio y errando en todas las acciones de mi vida. Hoy te pido perdón y te pido que me permitas conocerte verdaderamente como mi Señor y Salvador, y así poder tener la esperanza de una vida limpia y dichosa a tu lado, sin herirme más a mí mismo y a los demás, y para vivir conforme a tu perfecta voluntad, en el nombre de Jesús, amén.

Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 9 de septiembre. Apatía por el pecado.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 11 de septiembre. Nadie lo puede hacer por usted.

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