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Filipenses 4:11-13 NVI: No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. [12] Sé lo que es vivir en la pobreza y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. [13] Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Cuando leemos este fragmento del libro de Filipenses, nos encontramos con esta cartografía espiritual que hace Pablo de varios episodios de la vida en los que no ha tenido con qué vivir y seguramente pasó por muchas dificultades, pero también podemos ver el relieve de los momentos buenos cuando de repente todo en nuestra vida está mucho mejor que varios años atrás.
Desafortunadamente, así como lo sagrado se nos vuelve común, parece que las cosas de la vida, como el tener, se nos vuelven también comunes, o de pronto los hijos, la familia, la nueva casa, las nuevas comodidades y todas esas cosas que antes no teníamos pero que ahora tenemos, de pronto se nos vuelve común y comenzamos a despreciar lo que antes habíamos anhelado tanto.
En este panorama, Pablo nos muestra esas insensateces de la vida en las que nada nos sirve y todo a nuestro alrededor pareciera obvio, y no. No es así, pues realmente en el telescopio de Pablo podemos ver más allá de lo que tenemos y darnos cuenta de que tenemos regalos eternos que ningún dinero del mundo podrá comprar, y esos regalos son nuestra familia, los hijos, la esposa, los padres, los hermanos, y esas personitas que de una u otra manera nos han acompañado de manera incidental en el momento de tener y no tener.
Finalmente, no es posible terminar este capítulo sin entender que, como lo dice Pablo, teniendo o sin tener nada, todo lo que hagamos y determinemos hacer lo podemos lograr porque es Cristo quien nos ha dado la fortaleza para lograrlo, y que nosotros simplemente somos unos administradores de algo que no nos pertenece, pues todo lo que somos, tenemos y podemos hacer viene solamente de Dios.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mi falta de contentamiento y mi insensatez. No he sido fiel, Señor, y más allá de ello, he permitido que lo que tengo y lo que soy se me vuelva común. Hoy te pido que me permitas ver el gran tesoro que has puesto a mi lado para vivir y que me permitas tomar cada día decisiones sabias y justas agarrado de tu mano y anclado en tu bendita palabra que me guía. Hoy reconozco que todo lo puedo hacer porque eres tú quien me permite hacerlo y no porque yo sea el mejor ni el más capaz. Es solo tu gracia y tu favor, Dios. Una vez más me entrego a ti y me declaro tuyo. En el nombre de Jesús, amén
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 3 de junio. Tu problema es que piensas que no es suficiente.
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Filipenses 4:11-13 NVI: No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. [12] Sé lo que es vivir en la pobreza y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. [13] Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Cuando leemos este fragmento del libro de Filipenses, nos encontramos con esta cartografía espiritual que hace Pablo de varios episodios de la vida en los que no ha tenido con qué vivir y seguramente pasó por muchas dificultades, pero también podemos ver el relieve de los momentos buenos cuando de repente todo en nuestra vida está mucho mejor que varios años atrás.
Desafortunadamente, así como lo sagrado se nos vuelve común, parece que las cosas de la vida, como el tener, se nos vuelven también comunes, o de pronto los hijos, la familia, la nueva casa, las nuevas comodidades y todas esas cosas que antes no teníamos pero que ahora tenemos, de pronto se nos vuelve común y comenzamos a despreciar lo que antes habíamos anhelado tanto.
En este panorama, Pablo nos muestra esas insensateces de la vida en las que nada nos sirve y todo a nuestro alrededor pareciera obvio, y no. No es así, pues realmente en el telescopio de Pablo podemos ver más allá de lo que tenemos y darnos cuenta de que tenemos regalos eternos que ningún dinero del mundo podrá comprar, y esos regalos son nuestra familia, los hijos, la esposa, los padres, los hermanos, y esas personitas que de una u otra manera nos han acompañado de manera incidental en el momento de tener y no tener.
Finalmente, no es posible terminar este capítulo sin entender que, como lo dice Pablo, teniendo o sin tener nada, todo lo que hagamos y determinemos hacer lo podemos lograr porque es Cristo quien nos ha dado la fortaleza para lograrlo, y que nosotros simplemente somos unos administradores de algo que no nos pertenece, pues todo lo que somos, tenemos y podemos hacer viene solamente de Dios.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mi falta de contentamiento y mi insensatez. No he sido fiel, Señor, y más allá de ello, he permitido que lo que tengo y lo que soy se me vuelva común. Hoy te pido que me permitas ver el gran tesoro que has puesto a mi lado para vivir y que me permitas tomar cada día decisiones sabias y justas agarrado de tu mano y anclado en tu bendita palabra que me guía. Hoy reconozco que todo lo puedo hacer porque eres tú quien me permite hacerlo y no porque yo sea el mejor ni el más capaz. Es solo tu gracia y tu favor, Dios. Una vez más me entrego a ti y me declaro tuyo. En el nombre de Jesús, amén
MIguel Montes