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Mateo 20:25-26 NTV. Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. [26] Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente».
Todos, en algún momento, hemos experimentado la prepotencia de alguien o la altivez de alguien que quiera venir a menospreciar nuestro trabajo o que, por alguna razón, se pase con las personas en su trato. Como lo dice el verso, podemos ver gobernantes que tratan a su pueblo con dureza y con prepotencia, y además de eso, hacen alarde de su autoridad frente a sus súbditos.
Pero así mismo, Dios nos invita a que de ninguna manera nosotros adoptemos la misma actitud o que digamos cosas como: «El día que yo tenga ese cargo o tenga mucho poder, voy a hacer lo mismo». No, definitivamente no. El verso dice: «Quiero que entre ustedes sean diferentes, porque el que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente primero».
Entendemos que el servicio es lo único que nos llena de autoridad frente a los demás, pues es la condición de abonar el terreno común y de inspirar confianza, lo que nos acerca como personas y finalmente nos permite romper con toda cadena de maltrato, prepotencia y autoridad mal enfocada.
Vamos a orar.
Amado Señor, perdóname por malentender mi nivel de autoridad y por la dureza con la que puedo tratar a las personas que me rodean. Enséñame a servir antes que a mandar y a hacerlo de buena manera. Te necesito, Señor, dueño y tesoro mío. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 23 de enero. No hagas lo mismo.
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Mateo 20:25-26 NTV. Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. [26] Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente».
Todos, en algún momento, hemos experimentado la prepotencia de alguien o la altivez de alguien que quiera venir a menospreciar nuestro trabajo o que, por alguna razón, se pase con las personas en su trato. Como lo dice el verso, podemos ver gobernantes que tratan a su pueblo con dureza y con prepotencia, y además de eso, hacen alarde de su autoridad frente a sus súbditos.
Pero así mismo, Dios nos invita a que de ninguna manera nosotros adoptemos la misma actitud o que digamos cosas como: «El día que yo tenga ese cargo o tenga mucho poder, voy a hacer lo mismo». No, definitivamente no. El verso dice: «Quiero que entre ustedes sean diferentes, porque el que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente primero».
Entendemos que el servicio es lo único que nos llena de autoridad frente a los demás, pues es la condición de abonar el terreno común y de inspirar confianza, lo que nos acerca como personas y finalmente nos permite romper con toda cadena de maltrato, prepotencia y autoridad mal enfocada.
Vamos a orar.
Amado Señor, perdóname por malentender mi nivel de autoridad y por la dureza con la que puedo tratar a las personas que me rodean. Enséñame a servir antes que a mandar y a hacerlo de buena manera. Te necesito, Señor, dueño y tesoro mío. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes