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Apocalipsis 3:8 NTV «Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre».
Como lo dice este verso, Dios sabe todo lo que cada uno de nosotros hace, y también dentro de su jurisdicción, sabe, conoce y seguramente no deja de abrirnos puertas que, cuando lo hace, nadie las puede cerrar.
Así mismo, solo Dios sabe que en muchas ocasiones nos sentimos como lo dice el verso, con las fuerzas completamente debilitadas y seguramente muy cansados con el peso de tantas cosas que solo nosotros sabemos cuánto pesan y lo que significan para nuestras vidas y las vidas de las personas que tanto amamos y no queremos nunca que sufran por culpa de nuestras debilidades.
Aun así, el verso nos dice que Dios sabe todo eso y, aun así, sigue abriendo puertas que solo Dios puede permitir en nuestras vidas como una oportunidad para seguir adelante y no desfallecer.
Termina diciendo este verso: «Aunque sé que en muchas ocasiones las fuerzas no te alcanzan, yo sé que me amas, yo sé que para ti soy tu Dios, y por el hecho de caer no voy a dejar de serlo, aun así sé que ‘has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre'». Y creo que el anhelo y el deseo más profundo de muchos de nosotros es ese, y nada más que ese: no negar el nombre de Jesús.
Vamos a orar:
Amado Señor, estoy seguro de que lo conoces todo de mí, y por eso te pido hoy que renueves mis fuerzas. Solo no quiero negarte nunca, ni con mis pensamientos, ni mis deseos, ni con mi manera de ser y estar con los demás, ni mucho menos con mi voluntad extraviada sin ti.
Te necesito, Señor, dueño de mi vida y todo lo que soy. Gracias por abrir siempre las puertas de los cielos para mí, en cada oportunidad de vida que me das.
Amado mío y tesoro mío, en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 4ª temporada, 27 de diciembre. Tú sí lo sabes…
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Apocalipsis 3:8 NTV «Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre».
Como lo dice este verso, Dios sabe todo lo que cada uno de nosotros hace, y también dentro de su jurisdicción, sabe, conoce y seguramente no deja de abrirnos puertas que, cuando lo hace, nadie las puede cerrar.
Así mismo, solo Dios sabe que en muchas ocasiones nos sentimos como lo dice el verso, con las fuerzas completamente debilitadas y seguramente muy cansados con el peso de tantas cosas que solo nosotros sabemos cuánto pesan y lo que significan para nuestras vidas y las vidas de las personas que tanto amamos y no queremos nunca que sufran por culpa de nuestras debilidades.
Aun así, el verso nos dice que Dios sabe todo eso y, aun así, sigue abriendo puertas que solo Dios puede permitir en nuestras vidas como una oportunidad para seguir adelante y no desfallecer.
Termina diciendo este verso: «Aunque sé que en muchas ocasiones las fuerzas no te alcanzan, yo sé que me amas, yo sé que para ti soy tu Dios, y por el hecho de caer no voy a dejar de serlo, aun así sé que ‘has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre'». Y creo que el anhelo y el deseo más profundo de muchos de nosotros es ese, y nada más que ese: no negar el nombre de Jesús.
Vamos a orar:
Amado Señor, estoy seguro de que lo conoces todo de mí, y por eso te pido hoy que renueves mis fuerzas. Solo no quiero negarte nunca, ni con mis pensamientos, ni mis deseos, ni con mi manera de ser y estar con los demás, ni mucho menos con mi voluntad extraviada sin ti.
Te necesito, Señor, dueño de mi vida y todo lo que soy. Gracias por abrir siempre las puertas de los cielos para mí, en cada oportunidad de vida que me das.
Amado mío y tesoro mío, en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes