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1 Juan 1:5 NTV. Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad.
Como es difícil para muchas personas tomar una decisión radical en relación con la luz o las tinieblas, y como lo dice el verso, Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Parece que por las ventanas del corazón, de las relaciones, de lo que pensamos, decimos y hacemos, se nos cuela más oscuridad de lo que pensamos, y sí, esa es la cruda realidad, pues le damos cabida a muchas imágenes, sonidos, conversaciones, ideas y prácticas que más que llenas de luz, rebosan en oscuridad.
Aun así, Jesús nos habla hoy de nuevo y nos dice Juan 8:12 NTV: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida». Y qué dicha que lo pudiéramos lograr de esta manera, y como lo dice el verso, si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad, porque tendrán la luz que lleva a la vida.
Yo creo que hoy es un buen día para identificar ventanas que hemos abierto a la oscuridad y reconocer que necesitamos la luz destellante de Dios en ese lugar, pues de lo contrario, estaremos expuestos a los ataques del enemigo que solo viene, aprovechando la penumbra y la densa oscuridad, a robar, matar y destruir.
Vamos a orar.
Amado Dios, no solo te necesito, sino que te ruego que me ayudes a identificar cuántas ventanas le he abierto a la oscuridad en mi vida y cómo puedo salir de esta penumbra que me aparta de ti y de hacer tu voluntad. Perdóname, Señor, ven a mi vida y lléname con tu luz, pues tuyo quiero ser. Decido seguirte para no andar más en la oscuridad de mi propio juicio, pues tú eres la luz que me lleva a la vida. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 4ª temporada, 29 de noviembre. La luz o las tinieblas.
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1 Juan 1:5 NTV. Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad.
Como es difícil para muchas personas tomar una decisión radical en relación con la luz o las tinieblas, y como lo dice el verso, Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad. Parece que por las ventanas del corazón, de las relaciones, de lo que pensamos, decimos y hacemos, se nos cuela más oscuridad de lo que pensamos, y sí, esa es la cruda realidad, pues le damos cabida a muchas imágenes, sonidos, conversaciones, ideas y prácticas que más que llenas de luz, rebosan en oscuridad.
Aun así, Jesús nos habla hoy de nuevo y nos dice Juan 8:12 NTV: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida». Y qué dicha que lo pudiéramos lograr de esta manera, y como lo dice el verso, si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad, porque tendrán la luz que lleva a la vida.
Yo creo que hoy es un buen día para identificar ventanas que hemos abierto a la oscuridad y reconocer que necesitamos la luz destellante de Dios en ese lugar, pues de lo contrario, estaremos expuestos a los ataques del enemigo que solo viene, aprovechando la penumbra y la densa oscuridad, a robar, matar y destruir.
Vamos a orar.
Amado Dios, no solo te necesito, sino que te ruego que me ayudes a identificar cuántas ventanas le he abierto a la oscuridad en mi vida y cómo puedo salir de esta penumbra que me aparta de ti y de hacer tu voluntad. Perdóname, Señor, ven a mi vida y lléname con tu luz, pues tuyo quiero ser. Decido seguirte para no andar más en la oscuridad de mi propio juicio, pues tú eres la luz que me lleva a la vida. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes