Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify |
Hebreos 13:5 NTV: «No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré».»
Qué difícil es para nosotros, en la cultura de la globalización, acoplarnos a creerle a Dios y tomar distancia de las dinámicas económicas en las que nos andamos comparando los unos con los otros, y debido a eso, también andamos insatisfechos por a, por b, por c, y por cuánta cosa aparezca en el radar del contentamiento.
Es claro que cuando perdemos el contentamiento, ya lo que tenemos no es suficiente y por eso queremos más, y aún así, espiritualmente tenemos la idea de que sí, si, estamos contentos con lo que tenemos, y la verdad es que no queremos más de lo que tenemos, pero en la realidad, perdemos fácilmente el rumbo, la dirección y la fe que nos lleva a entender que todo lo que tenemos viene de Dios y que solo es Él el que nos provee de todo lo que necesitamos para vivir.
Como lo dice el verso de hoy, debemos estar contentos con lo que tenemos, y eso no significa ser conformistas, pero sí más bien, descansar en la soberanía de Dios y sus maneras de darnos todo lo que necesitamos, pues Dios ha prometido que nunca nos fallará ni nos abandonará, y nuestra meta sería llegar a creerle a Dios, sin extralimitarnos en esos límites ansiosos que hoy en día caracterizan a la sociedad de consumo y a la sociedad que solo piensa en un centavo más.
Creo que muchas personas, en la idea de «lo que necesitamos es hacer plata», se pierden de la maravillosa oportunidad de estar contentos como lo dice el verso, y más bien se hacen vidas desdichadas en las que ni siquiera de lo que tienen, pueden disfrutar.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por renegar y menospreciar la provisión que Tú me das, pues solo de Ti vienen los talentos que nos permiten trabajar y los trabajos que nos permites hacer. No me permitas perder el contentamiento por lo poco o lo mucho que tenga, pues teniéndolo todo podría apartarme de Ti, y teniendo muy poco, podría llegar a robar y negarte. Enséñame, Señor, a depender de Ti y a vivir confiado y contento con lo que tengo y con lo que soy. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 4ª Temporada, 13 de noviembre. Contentamiento
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | RSS
Hebreos 13:5 NTV: «No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré».»
Qué difícil es para nosotros, en la cultura de la globalización, acoplarnos a creerle a Dios y tomar distancia de las dinámicas económicas en las que nos andamos comparando los unos con los otros, y debido a eso, también andamos insatisfechos por a, por b, por c, y por cuánta cosa aparezca en el radar del contentamiento.
Es claro que cuando perdemos el contentamiento, ya lo que tenemos no es suficiente y por eso queremos más, y aún así, espiritualmente tenemos la idea de que sí, si, estamos contentos con lo que tenemos, y la verdad es que no queremos más de lo que tenemos, pero en la realidad, perdemos fácilmente el rumbo, la dirección y la fe que nos lleva a entender que todo lo que tenemos viene de Dios y que solo es Él el que nos provee de todo lo que necesitamos para vivir.
Como lo dice el verso de hoy, debemos estar contentos con lo que tenemos, y eso no significa ser conformistas, pero sí más bien, descansar en la soberanía de Dios y sus maneras de darnos todo lo que necesitamos, pues Dios ha prometido que nunca nos fallará ni nos abandonará, y nuestra meta sería llegar a creerle a Dios, sin extralimitarnos en esos límites ansiosos que hoy en día caracterizan a la sociedad de consumo y a la sociedad que solo piensa en un centavo más.
Creo que muchas personas, en la idea de «lo que necesitamos es hacer plata», se pierden de la maravillosa oportunidad de estar contentos como lo dice el verso, y más bien se hacen vidas desdichadas en las que ni siquiera de lo que tienen, pueden disfrutar.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por renegar y menospreciar la provisión que Tú me das, pues solo de Ti vienen los talentos que nos permiten trabajar y los trabajos que nos permites hacer. No me permitas perder el contentamiento por lo poco o lo mucho que tenga, pues teniéndolo todo podría apartarme de Ti, y teniendo muy poco, podría llegar a robar y negarte. Enséñame, Señor, a depender de Ti y a vivir confiado y contento con lo que tengo y con lo que soy. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes