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Salmos 32:5 NTV
Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR », ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.
muchos de nosotros pensamos que existen pecados imperdonables, y como le sucedió a David, quien fue un asesino, un adultero, y un hombre con muchas situaciones difíciles que nosotros llamaríamos imperdonables, dice en el salmo 32, «te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR », ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.»
basta con confesar arrepentidos nuestras rebeliones y nuestros pecados a Dios, para que el nos perdone de toda nuestra maldad y podamos experimentar el rostro de la gracia…volver a tener una vida, sentirnos perdonados, renovados, realmente como una persona nueva que no tiene que agacharle la cabeza a nadie ni a nada, pues esa rebelión, ese pecado y ese imperdonable ya ha sido perdonado….
sufrimos las consecuencias por las cosas que hacemos acá en la tierra, pero al mismo tiempo también experimentamos el rostro de la gracia, que solo se puede ver en aquel que le ha entregado su vida por completo a Jesús y arrepentido ha buscado su perdón y su redención…
vamos a orar…
Gracias Dios por tu perdón, por tu gracia y por darme una nueva oportunidad…solo tu conoces mi pecado y mi falta y sabes lo mucho que me has perdonado…mis imperdonables los has borrado y me has hecho nuevo con tu gracia y tu perdón….hoy te doy gracias por darme esta nueva mirada, esta nueva mente y este nuevo corazón, para vivir en tu presencia agradecido y confiado….gracias Señor por mirarme a los ojos y por escribir mi nombre en el libro de la vida, en el nombre de Jesús, amen.
Tu Tiempo con el Número Uno. 3ra Temporada, 17 Diciembre. El rostro de la Gracia….
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Salmos 32:5 NTV
Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR », ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.
muchos de nosotros pensamos que existen pecados imperdonables, y como le sucedió a David, quien fue un asesino, un adultero, y un hombre con muchas situaciones difíciles que nosotros llamaríamos imperdonables, dice en el salmo 32, «te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR », ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.»
basta con confesar arrepentidos nuestras rebeliones y nuestros pecados a Dios, para que el nos perdone de toda nuestra maldad y podamos experimentar el rostro de la gracia…volver a tener una vida, sentirnos perdonados, renovados, realmente como una persona nueva que no tiene que agacharle la cabeza a nadie ni a nada, pues esa rebelión, ese pecado y ese imperdonable ya ha sido perdonado….
sufrimos las consecuencias por las cosas que hacemos acá en la tierra, pero al mismo tiempo también experimentamos el rostro de la gracia, que solo se puede ver en aquel que le ha entregado su vida por completo a Jesús y arrepentido ha buscado su perdón y su redención…
vamos a orar…
Gracias Dios por tu perdón, por tu gracia y por darme una nueva oportunidad…solo tu conoces mi pecado y mi falta y sabes lo mucho que me has perdonado…mis imperdonables los has borrado y me has hecho nuevo con tu gracia y tu perdón….hoy te doy gracias por darme esta nueva mirada, esta nueva mente y este nuevo corazón, para vivir en tu presencia agradecido y confiado….gracias Señor por mirarme a los ojos y por escribir mi nombre en el libro de la vida, en el nombre de Jesús, amen.
MIguel Montes