Jonás 2:7 NVI. »Al sentir que se me iba la vida, me acordé del SEÑOR, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.

De muchas maneras podemos sentir que se nos va la vida, ya sea por una relación rota, o por un divorcio, o la muerte de un hijo, o porque llegó una quiebra o nos entregaron un resultado de una prueba que no esperábamos.

En todos esos momentos, podemos sentir como Jonás, en medio de la patente oscuridad que lo rodeó dentro del gran pez que se lo tragó, que se nos va la vida, y literalmente es lo que nos pasa cuando la oscuridad nos rodea.

En este caso Jonás, al sentir que se le iba la vida, se acordó del Señor y su oración llegó hasta su presencia y su santo templo, y creo yo que en medio de la patente oscuridad que podamos ver, el verdadero camino de regreso a casa, a la paz que sobre pasa todo entendimiento, se llama Jesús, rendición y un compromiso verdadero de hacer su voluntad y no la nuestra, sin negociaciones, sin temperaturas a medias, sino con hechos y de verdad.

Vamos a orar.

Gracias Señor por mi aflicción, pues si es un motivo para acercarme a ti y conocer que quieres que yo haga y tu perfecta voluntad para mi vida, bienvenida sea la dificultad, la tribulación y la penumbra. Hoy reconozco que tú eres mi luz y mi salvación y que teniéndote a ti lo tengo todo. Tuyo soy Señor y descanso confiado y agradecido en ti, en el nombre de Jesús. Amén.

Lucas 10:2 NVI. «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo—. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.

¡Hay tanta necesidad! y ¡tan poca disposición! y cuando esa disposición es tan escasa, ello da cuenta de la falta de madurez espiritual que limita y mutila toda iniciativa sensata que lleve a los creyentes a cumplir la gran comisión.

Esta Comisión, es un mandato que Jesús mismo nos dejó y que en realidad no estamos llevando a cabo.

Desafortunadamente como lo dice el verso, «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros» y literalmente nos dice: Así que arrodíllense; y pídanle al Dios de la cosecha que envíe obreros para recogerla.

Vamos a orar.

Perdóname Señor pues como lo dice el verso, me ha faltado servir y llevar a cabo la gran comisión que tú mismo me has mandado a hacer. Hoy te pido que me envíes a mí, y que me prepares para hacerlo y para hacer realidad juntos tu palabra que dice: (Jeremías 31:34 NTV) Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: «Deberías conocer al SEÑOR». Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande -dice el SEÑOR-. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados». En el nombre de Jesús, amén.

Lucas 10:20 NVI. Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.

Yo creo que el gran triunfo en este caso, no está en la autoridad de nosotros sobre el mal, sino en la autoridad de Dios sobre nosotros y su presencia en cada uno de sus hijos, pues el tema fundamental radica en que podamos entender que no se trata de lo que hagamos para Dios, sino en lo que Dios todo el tiempo hace por nosotros.

Y aquí nos damos cuenta que Jesús se alegró en el Espíritu Santo y dijo: «Padre, te agradezco, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los que se creen inteligentes, y se las has mostrado a los que son como niños. Sí, Padre, te agradó hacerlo de esa manera.

Si tenemos una relación correcta con el creador, mantendremos una estatura mesurada de quienes somos y de la autoridad del padre sobre nosotros. Como dice la canción…Que se haga en mí tu voluntad como en el cielo.»

Vamos a orar.

Amado Dios, tuyo soy y te ruego que me enseñes cada vez más a usar lo que me has dado para tomar autoridad y poder en tu nombre. Hoy reconozco una vez más que no se trata de lo que haga para ti, sino de lo que tú haces por nosotros. Hoy te ruego que hagas en mí tu voluntad como en el cielo. En el nombre de Jesús, amén.

Lucas 10:19 NVI. Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.

De muchas maneras nos podemos dar cuenta, que hay versos de la palabra de Dios, que representan realidades espirituales de cada uno de nosotros dentro de la vida cristiana que vivimos.

Una de esas realidades es que podemos con la autoridad que Dios nos ha dado, pisotear serpientes, y escorpiones y vencer al enemigo por medio de las armas espirituales que Dios mismo nos ha dado, tales como el ayuno, la oración, y la lectura permanente de la palabra, y en el nombre de Jesús, ejercer la autoridad que tenemos en Cristo para vivir en libertad.

Finalmente el verso dice que nada nos podrá hacer daño y eso significa como lo dice la versión el mensaje de la biblia, que «nadie nos podrá poner una mano encima»; pues si ponemos nuestra confianza en el Señor, él recompensará nuestra fe con la protección que lo envuelve todo por completo.

Vamos a orar.

Te amo Señor y te doy gracias, como siempre, estamos tú y yo, en este lugar y con eso ya es más que suficiente,  pues tu eres realmente todo lo que necesito quiero y me hace sentir seguro y confiado. Gracias Dios por tu protección que me envuelve por completo y por ayudarme a entender que debo ejercer la autoridad que tú mismo me has dado para pelear las batallas espirituales contra mis enemigos, en el nombre de Jesús, amén.

Judas 22-23 MSG:…Esta es la vida eterna, la verdadera vida. Tengan paciencia con los que dudan de la fe. Salven a los que toman el camino equivocado. Compadézcanse de los pecadores, pero no del pecado. El fétido olor del pecado llega hasta el cielo.

Tres cosas encontramos que resaltan en este verso, las cuales definen la vida eterna y lo que es la verdadera vida. Primero dice el verso «Tengan paciencia con los que dudan de la fe» y esa paciencia no significa condescender con sus caprichos, ni mucho menos con su actitud retadora y blasfema de Cristo, sino más bien una necesidad de seguir acompañando en medio de la tensión que la convivencia la mayoría del tiempo presenta.

En segundo lugar dice el verso «Salven a los que toman el camino equivocado.» Y eso significa no desmayar en la intención de presentar siempre el evangelio, como el mayor estandarte de vida que puede existir para la salvación, pues estamos llamados a vivir vidas completamente bíblicas, pues la salvación viene por confesar el nombre de Cristo y de vivir una vida conforme a su bendita voluntad.

Finalmente el verso nos dice «Compadézcanse de los pecadores, pero no del pecado. El fétido olor del pecado llega hasta el cielo.» Y es impresionante, abrumador y en la mayoría de los casos un motivo de vergüenza, darnos cuenta que, como lo dice el verso, «el fétido olor del pecado llega hasta el cielo»; Aun así, el verso nos dice Compadézcanse de los pecadores, pero no del pecado. Y eso significa que debemos permanecer a su lado sin dejar de llamar la atención sobre todo aquello que no pertenece al conjunto de Dios y nos aleja de hacer su perfecta y buena voluntad para nuestras vidas.

Vamos a orar.

Perdónanos Señor por alejarnos de ti, por nuestra manera terca e imponente de llenarnos de argumentos y tomar el camino equivocado, perdón por tanto pecado, por tanto control, queja, insatisfacción y ruina espiritual. Reconocemos Señor que la ruina espiritual viene de no conocerte a ti y de no pasar tiempo contigo para conocer tu voluntad para nuestras vidas. Lléneme de ti Señor y enséñame a vivir la verdadera vida a tu lado. En el nombre de Jesús, amén.

Juan 10:1-5 MSG:…Él llama a sus propias ovejas por su nombre y las saca del corral. Cuando las saca a todas, las guía, y ellas lo siguen porque conocen su voz.

El mejor detalle de Dios para con nosotros es llamarnos por nuestro nombre, pero además de llamarnos por nuestro nombre y conocer todo sobre nosotros, como lo dice el verso, nos saca del corral; y sí que necesitamos todo el tiempo que Dios nos saque de todos los corrales donde nos metemos.

El corral de la amargura, el corral del control, el corral de la desesperanza, el corral de la injusticia, de la inmoralidad, del engaño, de las mentiras y el corral aquel que no nos deja pasar tiempo con Dios y buscar de su presencia para salir de todos nuestros problemas.

No podemos seguir acorralados sin Dios, sin saber para dónde coger, pues su palabra dice que Él es el único camino, la verdad y la vida.

Termina el verso diciendo que cuando las saca a todas, las guía y ellas lo siguen porque reconocen su voz; y eso es lo que pasa cuando nos dejamos sacar del corral en el que estamos, que Dios viene y nos guía, porque reconocemos su voz.

Finalmente, esto nunca sucederá si no nos decidimos a escuchar su voz, pues no hay manera de recibir guía y dirección si de nuestra parte no existe la intención de hacerlo.

Vamos a orar.

Gracias Señor por tu amor y fidelidad. Gracias por rescatarme y por ayudarme a salir de cada lugar donde me siento acorralado sin ti. Enséñame a escuchar tu voz y a seguir tu dirección. Guíame Señor, en el nombre de Jesús, amén.

Juan 10:26-27 NTV: Pero ustedes no me creen porque no son mis ovejas. [27] Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen.

Cuando leemos el pasaje de Juan, nos podemos dar cuenta de lo que sucede en el interior de aquellas personas que dicen no creer en Dios y es porque, como lo dice el verso, esas personas aún no son ovejas del buen pastor. Para creer es necesario hacernos primero ovejas, discípulos y aprendices, pues de lo contrario nunca vamos a lograr serlo.

Y si nos preguntamos cuáles son las señales de una oveja, el mismo verso nos responde diciéndonos: «[27] Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen». ¿Escuchamos la voz de Dios? ¿Seguimos a Dios primero y en todas las cosas de la vida?

La claridad que podemos tener es que Dios nos conoce por nuestro nombre y nos llama por nuestro nombre, pues para Él no somos desconocidos. Ahora bien, nos podemos hacer la pregunta final: ¿Verdaderamente creo?

Vamos a orar.

Gracias Señor por tu palabra que me enseña y que me guía y me lleva a acercarme más a ti y a reconocer que necesito estar más cerca de ti, todos los días de mi vida. Decido una vez más ser tu discípulo, tu oveja y tu eterno aprendiz, en el nombre de Jesús. Amén.

Romanos 6:23 NTV: Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.

Si estudiamos con detenimiento las armas de Satanás para apartarnos de Dios y su voluntad, encontramos que en medio de sus astucias va a tratar de convencernos de la nimiedad de lo que hacemos y con ello va a lograr que abramos una rendija en la puerta, que sería más que suficiente para que entre y haga de las suyas y termine, como lo dice la Biblia, matando, dividiendo y destruyéndonos.

El diablo va a tratar de engañarnos con la cuestión del tiempo y nos va a susurrar al oído: «Tranquilo, ya es muy tarde, no pidas perdón» o «No lo hagas» o «De repente» nos va a susurrar al oído: «Achhh, es demasiado pronto, no lo hagas». Y esta pequeña insinuación nos lleva a pensar que lo que hacemos es demasiado pequeño para Dios.

Así mismo, el diablo nos puede engañar con medidas falsas y nos puede llevar por una corriente aparentemente suave y sin muchos contratiempos, cuando en realidad lo que ha preparado para nosotros es una caída libre al abismo, de la misma manera como una catarata cae a lo profundo.

Engaños sutiles y seducciones casi disfrazadas de algo bueno, cuando en realidad están llenas de maldad, es lo que fabrica a diario Satanás en las vidas de muchas personas. Algunas de estas sutilezas son: «Escribe un mensajito, no pasa nada», «Tranquilo, date ese pequeño permiso que nadie se va a dar cuenta», «Ashh, no seas tan legalista ni tan santico», «Ayyy, déjate ver y muestra más», «Dale clic, es solo una piltrafa, una trampita, una mentirita, tranquilo». Y de esta manera, cuántas cosas más vienen como pequeñas insinuaciones a destruir hogares, vidas, profesiones, trabajos y cuántas cosas más que Dios nos ha dado para nuestro beneficio.

(Gálatas 6:7 NTV) No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra.

Vamos a orar.

Ayúdame Señor a estar vigilante y despierto ante las provocaciones e insinuaciones del diablo en mi vida. Tuyo soy Señor y hoy decido someterme a ti y resistir al diablo para que huya de mí y yo pueda hacer nada más que tu voluntad Señor. En el nombre de Jesús, amén.

Proverbios 17:16 NTV: Es absurdo pagar para educar a un necio, puesto que no tiene deseos de aprender.

Eso nunca me gustó, dicen quienes nunca quisieron seguir una carrera profesional o no quisieron estudiar, ni educarse de manera regular con un tutor o en una escuela de formación. Y por más paradójico que suene, todas estas actitudes que en algún momento hemos manifestado, como lo dice el verso, muestran lo necios que somos.

Es absurdo pagar para educar a un necio, pues si no queremos hacerlo, no habrá poder humano que lo logre. De esta misma manera sucederá con el deseo de conocer a Dios, pues mientras no surja ese deseo en lo profundo de nuestro corazón, nunca lo vamos a hacer y ahí sí que vamos a ser más necios todavía.

Qué bueno que hoy podamos reconocer lo necios que hemos sido para aprender y estudiar y aplicarnos en tantas cosas y así mismo, lo necios que hemos sido en el buscar a Dios y conocerlo profundamente como nuestro Señor y Salvador.

Vamos a orar.

Perdona Señor mi necedad, mi pereza y mis argumentos. Hoy decido dejar la necedad y admitir mi equivocación. Necesito conocerte y hacer mi vida a tu manera Señor. Yo te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

Proverbios 17:14 NTV: Comenzar una pelea es como abrir las compuertas de una represa, así que detente antes de que estalle la disputa.

Normalmente cuando nos metemos en una pelea, decimos cosas como «él empezó, ella comenzó» y no nos damos cuenta que así el otro haya comenzado, nosotros continuamos algo que no debimos. El verso de hoy, más que claro, es directo para advertirnos que no debemos ni comenzar una pelea, ni mucho menos continuarla, pues el hacerlo significa abrir las compuertas de una represa que fácilmente no se detendrá.

Termina el verso diciendo: «por favor, detente antes de que estalle la disputa», antes de que el carácter te traicione, antes de que digas lo que no debiste y antes de que termines en la ruina espiritual de un carácter dominado por los impulsos y la contienda.

Vamos a orar.

Perdóname Señor por dejarme llevar o por ser quien ha iniciado peleas y discusiones. Hoy reconozco que la pelea no es más que el reflejo de cuánto me faltas. Perdóname Señor. No lo puedo lograr solo sin ti. Renuncio a pelear y a continuar alguna pelea. En el nombre de Jesús, amén.

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