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1 Samuel 2:3 NVI. »Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profieran palabras soberbias! El SEÑOR es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones.
El despojo es algo que debemos practicar a diario, o al menos yo, por mi parte, experimento que cada día exige despojarme de algo, posiblemente y creo yo, con más seguridad, de todo aquello que no podemos ver y que como lo dice el verso, nos hace actuar, pensar y hablar con tanto orgullo y altivez.
Claramente los días nos advierten situaciones en las que proferir palabras soberbias es más fácil de lo que pensamos, y es precisamente en esos momentos cuando necesitamos voluntariamente renunciar a tanto ímpetu y soberbia, y más bien hacer conciencia de que hay un Dios que todo lo sabe y ni siquiera lo secreto le podemos ocultar.
¿Qué tal si te despojas?
Solo Dios juzga las intenciones y los pensamientos del corazón como lo dice Hebreos 4:12 y en esa conciencia que podamos tener de lo que Dios sabe, deberíamos como lo dice el verso tratar de ponerle freno a tanto orgullo y altivez que se cuela en nuestro corazón al proferir palabras soberbias.
Vamos a orar.
Perdóname Señor tanta arrogancia, orgullo y altivez que sale de mí; y si sale de mí, es porque lo llevo dentro. Así que te pido Señor, en el nombre de Jesús, que me ayudes a despojarme de todo eso que habita en mi interior y me permitas con humildad reconocer que tú eres Dios y que todo lo sabes y que nada te puedo argumentar ni esconder. ¿Quién puede contender contigo Señor? Tú que todo lo sabes y todo lo puedes, ayúdame en mi poca fe y en mi obstinada terquedad. Quiero despojarme Señor de todo aquello que me impide verte y reconocerte y hoy decido hacerlo, confiado en ti y en tu perfecta voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 26 de Diciembre. ¿Qué tal si te despojas?
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1 Samuel 2:3 NVI. »Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profieran palabras soberbias! El SEÑOR es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones.
El despojo es algo que debemos practicar a diario, o al menos yo, por mi parte, experimento que cada día exige despojarme de algo, posiblemente y creo yo, con más seguridad, de todo aquello que no podemos ver y que como lo dice el verso, nos hace actuar, pensar y hablar con tanto orgullo y altivez.
Claramente los días nos advierten situaciones en las que proferir palabras soberbias es más fácil de lo que pensamos, y es precisamente en esos momentos cuando necesitamos voluntariamente renunciar a tanto ímpetu y soberbia, y más bien hacer conciencia de que hay un Dios que todo lo sabe y ni siquiera lo secreto le podemos ocultar.
¿Qué tal si te despojas?
Solo Dios juzga las intenciones y los pensamientos del corazón como lo dice Hebreos 4:12 y en esa conciencia que podamos tener de lo que Dios sabe, deberíamos como lo dice el verso tratar de ponerle freno a tanto orgullo y altivez que se cuela en nuestro corazón al proferir palabras soberbias.
Vamos a orar.
Perdóname Señor tanta arrogancia, orgullo y altivez que sale de mí; y si sale de mí, es porque lo llevo dentro. Así que te pido Señor, en el nombre de Jesús, que me ayudes a despojarme de todo eso que habita en mi interior y me permitas con humildad reconocer que tú eres Dios y que todo lo sabes y que nada te puedo argumentar ni esconder. ¿Quién puede contender contigo Señor? Tú que todo lo sabes y todo lo puedes, ayúdame en mi poca fe y en mi obstinada terquedad. Quiero despojarme Señor de todo aquello que me impide verte y reconocerte y hoy decido hacerlo, confiado en ti y en tu perfecta voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes