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Jonás 2:7 NVI. »Al sentir que se me iba la vida, me acordé del SEÑOR, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.
De muchas maneras podemos sentir que se nos va la vida, ya sea por una relación rota, o por un divorcio, o la muerte de un hijo, o porque llegó una quiebra o nos entregaron un resultado de una prueba que no esperábamos.
En todos esos momentos, podemos sentir como Jonás, en medio de la patente oscuridad que lo rodeó dentro del gran pez que se lo tragó, que se nos va la vida, y literalmente es lo que nos pasa cuando la oscuridad nos rodea.
En este caso Jonás, al sentir que se le iba la vida, se acordó del Señor y su oración llegó hasta su presencia y su santo templo, y creo yo que en medio de la patente oscuridad que podamos ver, el verdadero camino de regreso a casa, a la paz que sobre pasa todo entendimiento, se llama Jesús, rendición y un compromiso verdadero de hacer su voluntad y no la nuestra, sin negociaciones, sin temperaturas a medias, sino con hechos y de verdad.
Vamos a orar.
Gracias Señor por mi aflicción, pues si es un motivo para acercarme a ti y conocer que quieres que yo haga y tu perfecta voluntad para mi vida, bienvenida sea la dificultad, la tribulación y la penumbra. Hoy reconozco que tú eres mi luz y mi salvación y que teniéndote a ti lo tengo todo. Tuyo soy Señor y descanso confiado y agradecido en ti, en el nombre de Jesús. Amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 17 de noviembre. A Tiempo.
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Jonás 2:7 NVI. »Al sentir que se me iba la vida, me acordé del SEÑOR, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.
De muchas maneras podemos sentir que se nos va la vida, ya sea por una relación rota, o por un divorcio, o la muerte de un hijo, o porque llegó una quiebra o nos entregaron un resultado de una prueba que no esperábamos.
En todos esos momentos, podemos sentir como Jonás, en medio de la patente oscuridad que lo rodeó dentro del gran pez que se lo tragó, que se nos va la vida, y literalmente es lo que nos pasa cuando la oscuridad nos rodea.
En este caso Jonás, al sentir que se le iba la vida, se acordó del Señor y su oración llegó hasta su presencia y su santo templo, y creo yo que en medio de la patente oscuridad que podamos ver, el verdadero camino de regreso a casa, a la paz que sobre pasa todo entendimiento, se llama Jesús, rendición y un compromiso verdadero de hacer su voluntad y no la nuestra, sin negociaciones, sin temperaturas a medias, sino con hechos y de verdad.
Vamos a orar.
Gracias Señor por mi aflicción, pues si es un motivo para acercarme a ti y conocer que quieres que yo haga y tu perfecta voluntad para mi vida, bienvenida sea la dificultad, la tribulación y la penumbra. Hoy reconozco que tú eres mi luz y mi salvación y que teniéndote a ti lo tengo todo. Tuyo soy Señor y descanso confiado y agradecido en ti, en el nombre de Jesús. Amén.
MIguel Montes