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Lucas 15:28-29 NVI: Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera. [29] Pero él contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!
Así como podemos ver en la palabra la historia de pastores y cuidadores de ovejas asalariados, de la misma manera podemos ver en la parábola del hijo pródigo con el hermano mayor, la caracterización perfecta de un hijo asalariado, que trabaja por interés de recibir una herencia o por los beneficios que puedan recibir por estar “trabajando” en la viña, pero sin una relación con el viñador y sin un corazón totalmente entregado a Él.
Yo creo que este tipo de personas son las que sirven solo cuando les conviene o cuando eso significa remuneración, pero finalmente no están dispuestos a renunciar a todo lo material por servir enteramente al Señor, sin importar lo que nos dé.
Para el hijo mayor, la sola presencia del padre no era suficiente, y más bien si en su cabeza todo el tiempo hacía inventarios de lo que tenía y de lo que podía heredar y seguramente también de cómo lo podía capitalizar. Era un hijo que solo pensaba en administrar y sacar provecho de la gran riqueza y herencia que significaba trabajar en la viña de su padre.
Así mismo, equivocadamente el hijo mayor pretendía esforzarse por conseguir todo lo que el padre podía darle, sin que lo tuviera que hacer, pues como lo dijo el padre en esta parábola, (Lucas 15:31 NTV) »Su padre le dijo: «Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo.» Pero claramente él no se había dado cuenta de lo que en realidad el padre anhelaba. Se comportaba bien externamente, pero al interior en su corazón estaba muy lejos del padre.
Vamos a orar.
Perdóname Señor si alguna vez he intentado ser un hijo asalariado y con ello tratar de conseguir en mis fuerzas lo que solo puedo recibir de ti, pues habito en tu casa y ahí me alimentas, me cuidas, estás a mi lado y me haces feliz. No quiero ser nunca un hijo asalariado ni mucho menos un pastor asalariado, pues lo único que quiero es que cuando veas mi vida encuentres todo verdadero y me halles completamente descansado, reposado y completo en ti. Pues contigo me basta y me sobra, por eso no tengo miedo y estoy completamente seguro en ti. En el nombre de Jesús. Amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 31 de julio. Hijos asalariados
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Lucas 15:28-29 NVI: Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera. [29] Pero él contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!
Así como podemos ver en la palabra la historia de pastores y cuidadores de ovejas asalariados, de la misma manera podemos ver en la parábola del hijo pródigo con el hermano mayor, la caracterización perfecta de un hijo asalariado, que trabaja por interés de recibir una herencia o por los beneficios que puedan recibir por estar “trabajando” en la viña, pero sin una relación con el viñador y sin un corazón totalmente entregado a Él.
Yo creo que este tipo de personas son las que sirven solo cuando les conviene o cuando eso significa remuneración, pero finalmente no están dispuestos a renunciar a todo lo material por servir enteramente al Señor, sin importar lo que nos dé.
Para el hijo mayor, la sola presencia del padre no era suficiente, y más bien si en su cabeza todo el tiempo hacía inventarios de lo que tenía y de lo que podía heredar y seguramente también de cómo lo podía capitalizar. Era un hijo que solo pensaba en administrar y sacar provecho de la gran riqueza y herencia que significaba trabajar en la viña de su padre.
Así mismo, equivocadamente el hijo mayor pretendía esforzarse por conseguir todo lo que el padre podía darle, sin que lo tuviera que hacer, pues como lo dijo el padre en esta parábola, (Lucas 15:31 NTV) »Su padre le dijo: «Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo.» Pero claramente él no se había dado cuenta de lo que en realidad el padre anhelaba. Se comportaba bien externamente, pero al interior en su corazón estaba muy lejos del padre.
Vamos a orar.
Perdóname Señor si alguna vez he intentado ser un hijo asalariado y con ello tratar de conseguir en mis fuerzas lo que solo puedo recibir de ti, pues habito en tu casa y ahí me alimentas, me cuidas, estás a mi lado y me haces feliz. No quiero ser nunca un hijo asalariado ni mucho menos un pastor asalariado, pues lo único que quiero es que cuando veas mi vida encuentres todo verdadero y me halles completamente descansado, reposado y completo en ti. Pues contigo me basta y me sobra, por eso no tengo miedo y estoy completamente seguro en ti. En el nombre de Jesús. Amén.
MIguel Montes