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Génesis 1:3-4 NVI. Y dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir. [4] Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas.
Por esta época, sabemos que la costumbre es celebrar el día de las velitas y encender muchas de ellas en los balcones, los andenes de las casas, y en cuanto lugar se pueda. Ahora bien, más allá de la tarea de encender velas, faroles y bombillos de colores, ¿realmente estamos conscientes de que esa luz de Jesús brille en nuestros corazones, en nuestras relaciones y en cada segundo de nuestras vidas?
Pues el verso de hoy nos dice que la existencia de la luz proviene de Dios, pues (Génesis 1:3 NVI) dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir. Así que podemos estar seguros de que cualquier tipo de luz, destello, color, e imagen de lo que podemos ver, viene de Dios.
En segundo lugar, es claro entender también que lo que no es luz, pertenece al lugar de la oscuridad y bien lo precisa el verso cuando dice que (Génesis 1:4 NVI) Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas.
Así que finalmente podemos entender que esta celebración, más que encender luces, se trata de una elección que nos lleve a considerar habitar plenamente en la luz todos los días de nuestra vida, y categóricamente abandonar toda tiniebla de mentira, engaño, infidelidad, vicio, lujuria, envidia, comparación, queja, oportunismo, ambición y cuanta cosa nos dirija al mundo de las tinieblas en vez de la maravillosa luz que proviene de Dios.
Vamos a orar.
Amado Dios, te necesito y quiero de tu luz, perdona mi sequedad y mi indiferencia por ti, pues hoy puedo ver que todo lo tuyo está lleno de luz y en esa luz quiero vivir. Saca de mí toda emoción, pensamiento y acción de tinieblas y oscuridad y llévame a vivir en la luz plena que viene de habitar en la verdad de tu santo espíritu. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 8 de Diciembre. ¿Estás en la luz?
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Génesis 1:3-4 NVI. Y dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir. [4] Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas.
Por esta época, sabemos que la costumbre es celebrar el día de las velitas y encender muchas de ellas en los balcones, los andenes de las casas, y en cuanto lugar se pueda. Ahora bien, más allá de la tarea de encender velas, faroles y bombillos de colores, ¿realmente estamos conscientes de que esa luz de Jesús brille en nuestros corazones, en nuestras relaciones y en cada segundo de nuestras vidas?
Pues el verso de hoy nos dice que la existencia de la luz proviene de Dios, pues (Génesis 1:3 NVI) dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir. Así que podemos estar seguros de que cualquier tipo de luz, destello, color, e imagen de lo que podemos ver, viene de Dios.
En segundo lugar, es claro entender también que lo que no es luz, pertenece al lugar de la oscuridad y bien lo precisa el verso cuando dice que (Génesis 1:4 NVI) Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas.
Así que finalmente podemos entender que esta celebración, más que encender luces, se trata de una elección que nos lleve a considerar habitar plenamente en la luz todos los días de nuestra vida, y categóricamente abandonar toda tiniebla de mentira, engaño, infidelidad, vicio, lujuria, envidia, comparación, queja, oportunismo, ambición y cuanta cosa nos dirija al mundo de las tinieblas en vez de la maravillosa luz que proviene de Dios.
Vamos a orar.
Amado Dios, te necesito y quiero de tu luz, perdona mi sequedad y mi indiferencia por ti, pues hoy puedo ver que todo lo tuyo está lleno de luz y en esa luz quiero vivir. Saca de mí toda emoción, pensamiento y acción de tinieblas y oscuridad y llévame a vivir en la luz plena que viene de habitar en la verdad de tu santo espíritu. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes