Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music |
Juan 16:8 NTV: Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene.
El verso de hoy nos muestra en palabras de Jesús que el Espíritu Santo es quien nos puede convencer de nuestro pecado, de la justicia de Dios y del juicio que viene. No podemos experimentar un verdadero arrepentimiento sin habernos confrontado con nuestra maldad. Y si por si acaso alguno de nosotros dice hoy: «La verdad es que yo no me he arrepentido», es porque no se ha confrontado a sí mismo frente al espejo de Dios en su bendita palabra.
Hoy simplemente se le pide al pecador repetir una oración sin haber sido confrontado con su maldad, lo cual en vez de reconciliarnos con Dios, nos adormila mucho más en nuestras maldades y pecados. Cuando tratamos de manera superficial el pecado que habita en nosotros, directamente entramos en una lucha contra el Espíritu Santo, pues como lo dice el verso, solo «Él convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio» (Juan 16:8, NTV).
Hay quienes evitan la confrontación prometiendo «la mejor vida ahora», y aunque prediquen de Cristo, minimizan el pecado, como lo dice (Jeremías 6:14 NTV): «Ofrecen curas superficiales para la herida mortal de mi pueblo. Dan garantías de paz cuando no hay paz».
Vamos a orar.
Perdóname Señor, cuánto me falta confrontarme conmigo mismo y dejar de ser superficial y permisivo. Solo tú puedes sanarme, cambiarme y en medio de mi maldad y mi pecado rescatarme, renovarme, perdonarme y hacerme nuevo. Cámbiame y renueva me, te lo pido Señor, y ya que has venido a mi vida en este día, no te vayas nunca, en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 5 de noviembre. Cuando viene, lo hace para quedarse.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music | RSS
Juan 16:8 NTV: Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene.
El verso de hoy nos muestra en palabras de Jesús que el Espíritu Santo es quien nos puede convencer de nuestro pecado, de la justicia de Dios y del juicio que viene. No podemos experimentar un verdadero arrepentimiento sin habernos confrontado con nuestra maldad. Y si por si acaso alguno de nosotros dice hoy: «La verdad es que yo no me he arrepentido», es porque no se ha confrontado a sí mismo frente al espejo de Dios en su bendita palabra.
Hoy simplemente se le pide al pecador repetir una oración sin haber sido confrontado con su maldad, lo cual en vez de reconciliarnos con Dios, nos adormila mucho más en nuestras maldades y pecados. Cuando tratamos de manera superficial el pecado que habita en nosotros, directamente entramos en una lucha contra el Espíritu Santo, pues como lo dice el verso, solo «Él convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio» (Juan 16:8, NTV).
Hay quienes evitan la confrontación prometiendo «la mejor vida ahora», y aunque prediquen de Cristo, minimizan el pecado, como lo dice (Jeremías 6:14 NTV): «Ofrecen curas superficiales para la herida mortal de mi pueblo. Dan garantías de paz cuando no hay paz».
Vamos a orar.
Perdóname Señor, cuánto me falta confrontarme conmigo mismo y dejar de ser superficial y permisivo. Solo tú puedes sanarme, cambiarme y en medio de mi maldad y mi pecado rescatarme, renovarme, perdonarme y hacerme nuevo. Cámbiame y renueva me, te lo pido Señor, y ya que has venido a mi vida en este día, no te vayas nunca, en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes