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Salmo 4:7 NVI: «Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino nuevo en abundancia».
Si hay algo o alguien que verdaderamente haga rebosar nuestro corazón de alegría, ese es Dios. Pues Él es verdadero y nunca miente, nos da más de lo que podemos imaginar, nos perdona, nos limpia, nos da nuevas oportunidades, nos consuela cuando nos equivocamos, y con todo ello, hace que nuestro corazón rebose de alegría.
Muchas otras personas pueden tener cosas, casas, propiedades, comodidades y quizá mucho más de lo que podamos tener algún día, pero sabemos que la alegría plena no viene de allí.
Como lo dice el verso, «Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino nuevo en abundancia». Será una alegría que perdure y que no se debilite con cualquier viento pequeño que quiera venir a desestabilizarnos. Es una paz y una tranquilidad que sobrepasa todo entendimiento y que, cuando por fin la tengas, dirás: «Esta paz y esta alegría definitivamente vienen de Dios».
Vamos a orar.
Gracias Señor por la alegría de vivir. Solo tú eres la fuente de mi vida y de mi dicha, y descanso completamente en tu perfecta y entera voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 22 de septiembre. Que mi corazón rebose de alegría.
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Salmo 4:7 NVI: «Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino nuevo en abundancia».
Si hay algo o alguien que verdaderamente haga rebosar nuestro corazón de alegría, ese es Dios. Pues Él es verdadero y nunca miente, nos da más de lo que podemos imaginar, nos perdona, nos limpia, nos da nuevas oportunidades, nos consuela cuando nos equivocamos, y con todo ello, hace que nuestro corazón rebose de alegría.
Muchas otras personas pueden tener cosas, casas, propiedades, comodidades y quizá mucho más de lo que podamos tener algún día, pero sabemos que la alegría plena no viene de allí.
Como lo dice el verso, «Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino nuevo en abundancia». Será una alegría que perdure y que no se debilite con cualquier viento pequeño que quiera venir a desestabilizarnos. Es una paz y una tranquilidad que sobrepasa todo entendimiento y que, cuando por fin la tengas, dirás: «Esta paz y esta alegría definitivamente vienen de Dios».
Vamos a orar.
Gracias Señor por la alegría de vivir. Solo tú eres la fuente de mi vida y de mi dicha, y descanso completamente en tu perfecta y entera voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes