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Oseas 6:3 NVI: «Conozcamos al SEÑOR; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.»
Si hay una cosa que debemos hacer en la vida, y de hecho para la cual vinimos a esta tierra, es para que en algún momento de la vida conozcamos al Señor, como lo dice este verso. Seguramente existen muchas personas que, como yo, conocimos a Dios tarde y ya cuando nuestra vida había pasado por demasiadas situaciones, pero otros, seguramente más afortunados, son de esos que desde la cuna tuvieron la posibilidad de vivir en un hogar lleno de la presencia de Dios en todo sentido.
Yo creo que todos estos argumentos nos deben ayudar a entender que precisamente para que no nos pasen las cosas que nos pasan, lo que necesitamos es conocer a Dios y su bendita palabra, y esforzarnos por hacerlo. Pues como lo dice el verso, si así lo hacemos, «tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra».
Esa es la seguridad que tenemos cuando nos damos a la tarea de conocer verdaderamente al Dios que tanto decimos amar y que tanto nombramos, en la mayoría de los casos sin conocerlo, que Él atiende nuestras súplicas y nuestras necesidades, si lo dejamos entrar en nuestras vidas y de manera consciente, para que lo haga.
Vamos a orar.
Amado Dios, solo tú sabes cuánto te necesito y cuánta guía y dirección necesito de ti para vivir y para no equivocarme tanto. Enséñame tu palabra y a través de ella, muéstrame tu perfecto amor y dame la seguridad, la aceptación y la identidad que necesito para ser la persona que tú diseñaste para que fuera. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 13 de septiembre. Tan cierto como que sale el sol….
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Oseas 6:3 NVI: «Conozcamos al SEÑOR; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.»
Si hay una cosa que debemos hacer en la vida, y de hecho para la cual vinimos a esta tierra, es para que en algún momento de la vida conozcamos al Señor, como lo dice este verso. Seguramente existen muchas personas que, como yo, conocimos a Dios tarde y ya cuando nuestra vida había pasado por demasiadas situaciones, pero otros, seguramente más afortunados, son de esos que desde la cuna tuvieron la posibilidad de vivir en un hogar lleno de la presencia de Dios en todo sentido.
Yo creo que todos estos argumentos nos deben ayudar a entender que precisamente para que no nos pasen las cosas que nos pasan, lo que necesitamos es conocer a Dios y su bendita palabra, y esforzarnos por hacerlo. Pues como lo dice el verso, si así lo hacemos, «tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra».
Esa es la seguridad que tenemos cuando nos damos a la tarea de conocer verdaderamente al Dios que tanto decimos amar y que tanto nombramos, en la mayoría de los casos sin conocerlo, que Él atiende nuestras súplicas y nuestras necesidades, si lo dejamos entrar en nuestras vidas y de manera consciente, para que lo haga.
Vamos a orar.
Amado Dios, solo tú sabes cuánto te necesito y cuánta guía y dirección necesito de ti para vivir y para no equivocarme tanto. Enséñame tu palabra y a través de ella, muéstrame tu perfecto amor y dame la seguridad, la aceptación y la identidad que necesito para ser la persona que tú diseñaste para que fuera. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes