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Oseas 4:6 NTV: «Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce. Así como ustedes, sacerdotes, se niegan a conocerme, yo me niego a reconocerlos como mis sacerdotes. Ya que olvidaron las leyes de su Dios, me olvidaré de bendecir a sus hijos.»
Una de las cosas que puede ser más dañina para la iglesia y, en ella, para quienes asisten a ese lugar, claramente es el desconocimiento de la palabra de Dios y de la persona de Dios y sus atributos. Por eso no podemos pensar que la experiencia de la iglesia para cada uno de nosotros sea simplemente un plan dominguero en el que escuchamos un pequeño sermón y una pequeña enseñanza, y el resto de los días simplemente nos dediquemos a vivir la vida a nuestra manera, sin la contemplación de lo que Dios dice acerca de lo que hacemos y vivimos.
Por eso el verso dice (Oseas 4:6 NTV): «Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce». Y como continúa la explicación, dice que ello es responsabilidad de quienes dirigen a sus estudiantes, que en este caso son todas las personas que asisten a la iglesia y quieren buscar la presencia de Dios.
Sería tarea entonces de quien enseña la palabra de Dios, así como lo hace un profesor en la escuela o en la universidad, dejar tareas profundas, conscientes y dedicadas a sus estudiantes para la semana, de tal manera que ellos garanticen al menos una responsabilidad personal de ir a buscar a Dios cada día y depender de su presencia y su dirección, con el propósito de formar personas independientes, seguras y en una relación personal y directa con Dios.
Todas estas acciones parecerían imposibles, pero a mi manera de ver, debemos encontrar métodos que le permitan a todos los creyentes dedicar gran parte de su tiempo a conocer directamente la palabra de Dios y su voluntad para sus vidas, en vez de contentarse con la idea de ser dependientes espirituales que solo se conforman con un pequeño mensaje de fin de semana.
Vamos a orar.
Perdóname Señor por mi falta de compromiso individual contigo y con tu palabra. Perdóname por pretender conocerte más y más solo con un atisbo de tu presencia de fin de semana y nada más. Hoy decido hacerme responsable de mi aprendizaje de ti y de manera autónoma y personal dedicar diariamente tiempo a conocerte más en tu palabra. Enséñame y ayúdame Señor, pues en mis propias fuerzas no lo voy a lograr. Dame hábitos y momentos diarios contigo que me permitan acercarme más a ti y conocerte como mi Señor y Salvador. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 11 de septiembre. Nadie lo puede hacer por usted.
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Oseas 4:6 NTV: «Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce. Así como ustedes, sacerdotes, se niegan a conocerme, yo me niego a reconocerlos como mis sacerdotes. Ya que olvidaron las leyes de su Dios, me olvidaré de bendecir a sus hijos.»
Una de las cosas que puede ser más dañina para la iglesia y, en ella, para quienes asisten a ese lugar, claramente es el desconocimiento de la palabra de Dios y de la persona de Dios y sus atributos. Por eso no podemos pensar que la experiencia de la iglesia para cada uno de nosotros sea simplemente un plan dominguero en el que escuchamos un pequeño sermón y una pequeña enseñanza, y el resto de los días simplemente nos dediquemos a vivir la vida a nuestra manera, sin la contemplación de lo que Dios dice acerca de lo que hacemos y vivimos.
Por eso el verso dice (Oseas 4:6 NTV): «Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce». Y como continúa la explicación, dice que ello es responsabilidad de quienes dirigen a sus estudiantes, que en este caso son todas las personas que asisten a la iglesia y quieren buscar la presencia de Dios.
Sería tarea entonces de quien enseña la palabra de Dios, así como lo hace un profesor en la escuela o en la universidad, dejar tareas profundas, conscientes y dedicadas a sus estudiantes para la semana, de tal manera que ellos garanticen al menos una responsabilidad personal de ir a buscar a Dios cada día y depender de su presencia y su dirección, con el propósito de formar personas independientes, seguras y en una relación personal y directa con Dios.
Todas estas acciones parecerían imposibles, pero a mi manera de ver, debemos encontrar métodos que le permitan a todos los creyentes dedicar gran parte de su tiempo a conocer directamente la palabra de Dios y su voluntad para sus vidas, en vez de contentarse con la idea de ser dependientes espirituales que solo se conforman con un pequeño mensaje de fin de semana.
Vamos a orar.
Perdóname Señor por mi falta de compromiso individual contigo y con tu palabra. Perdóname por pretender conocerte más y más solo con un atisbo de tu presencia de fin de semana y nada más. Hoy decido hacerme responsable de mi aprendizaje de ti y de manera autónoma y personal dedicar diariamente tiempo a conocerte más en tu palabra. Enséñame y ayúdame Señor, pues en mis propias fuerzas no lo voy a lograr. Dame hábitos y momentos diarios contigo que me permitan acercarme más a ti y conocerte como mi Señor y Salvador. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes