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Proverbios 2:1-5 NVI: Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; [2] si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; [3] si la llamas y pides entendimiento; [4] si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, [5] entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios.
Si le diéramos el sí a Dios, al menos de esta manera, seguramente tendríamos la oportunidad de comenzar a asegurar una verdadera relación con el que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ha dado por cada uno de nosotros para salvación y vida eterna.
El verso nos dice en primer lugar: «si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos». Si tan solo lo hicieras, creo yo lo tendrías todo, pues dice la bendita palabra de Dios que sus palabras son vida, luz, lámpara de día y de noche, que sus palabras son aliento, descanso, y todo lo mejor que puedas tener.
En segundo lugar sigue diciendo el verso: «si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia». Con eso sería más que suficiente, pues sería la manera de alejarnos de tanto ruido social, de tanta música que nos hace daño y nos contamina llenándonos de odio, inmoralidad, mentira, orgullo, y muchas cosas más; y no solo eso, sino que al inclinar nuestro oído a lo que realmente vale, como lo dice el verso, si tan solo lo hicieras, encontrarías la sabiduría y la inteligencia y de corazón podrías comprender cuán alto, largo, ancho y profundo es el amor de Dios.
Finalmente, los otros dos sí, nos reafirman que la sabiduría y el conocimiento de Dios es el único camino para hallarlo a Él y disfrutar de una vida plena, y lo dice de esta manera: «si la llamas y pides entendimiento; [4] si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, [5] entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios». Así que la pregunta fundamental después de toda esta disertación es: ¿le dirás que sí, tan solo que sí, y te darás por fin una nueva oportunidad para acercarte y conocer más a quien te creó y a quien tanto te ama?
Vamos a orar.
Amado Dios, hoy decido decirte que sí, completamente sí, como el novio a la novia y la novia al novio, te digo sí, sí a tu libertad, sí a tu voluntad, sí a tu dirección y a tu enseñanza y a permanecer a tu lado para siempre. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 30 de julio. Cuatro sí.
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Proverbios 2:1-5 NVI: Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; [2] si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; [3] si la llamas y pides entendimiento; [4] si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, [5] entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios.
Si le diéramos el sí a Dios, al menos de esta manera, seguramente tendríamos la oportunidad de comenzar a asegurar una verdadera relación con el que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ha dado por cada uno de nosotros para salvación y vida eterna.
El verso nos dice en primer lugar: «si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos». Si tan solo lo hicieras, creo yo lo tendrías todo, pues dice la bendita palabra de Dios que sus palabras son vida, luz, lámpara de día y de noche, que sus palabras son aliento, descanso, y todo lo mejor que puedas tener.
En segundo lugar sigue diciendo el verso: «si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia». Con eso sería más que suficiente, pues sería la manera de alejarnos de tanto ruido social, de tanta música que nos hace daño y nos contamina llenándonos de odio, inmoralidad, mentira, orgullo, y muchas cosas más; y no solo eso, sino que al inclinar nuestro oído a lo que realmente vale, como lo dice el verso, si tan solo lo hicieras, encontrarías la sabiduría y la inteligencia y de corazón podrías comprender cuán alto, largo, ancho y profundo es el amor de Dios.
Finalmente, los otros dos sí, nos reafirman que la sabiduría y el conocimiento de Dios es el único camino para hallarlo a Él y disfrutar de una vida plena, y lo dice de esta manera: «si la llamas y pides entendimiento; [4] si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, [5] entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios». Así que la pregunta fundamental después de toda esta disertación es: ¿le dirás que sí, tan solo que sí, y te darás por fin una nueva oportunidad para acercarte y conocer más a quien te creó y a quien tanto te ama?
Vamos a orar.
Amado Dios, hoy decido decirte que sí, completamente sí, como el novio a la novia y la novia al novio, te digo sí, sí a tu libertad, sí a tu voluntad, sí a tu dirección y a tu enseñanza y a permanecer a tu lado para siempre. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes