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Colosenses 3:2 NTV: Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Con el afán de los días y la cantidad de noticias que recibimos a diario, sumado a la exagerada información que podemos recibir a través de la internet y las redes sociales, yo creo que se hace cada vez más difícil fijar la mirada en las cosas del cielo.
La verdad es que fijar la mirada en las verdades del cielo significa luchar cada día por poner en práctica las prioridades celestiales y no las nuestras, y dejar que el cielo llene nuestros pensamientos significa entonces concentrarnos en lo eterno, en lugar de lo temporal.
Por eso hoy creo que lo más sensato es dejar el afán, la preocupación, la tristeza por lo que aún no ha pasado o por lo que todavía no tenemos, y más bien debemos proponernos vivir el aquí y el ahora. Y si lo hacemos de esta manera (Filipenses 4:7 RV60): «La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
Ahora, para finalizar, solo ponte a pensar… ¿En qué piensas? ¿Qué es lo que te está devanando los sesos hasta el punto de perder la paz y la tranquilidad? Por eso ya lo sabes, y Dios lo dice claro en su palabra para que no te pierdas más (Colosenses 3:2 NTV): «Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra». Entrégale todas tus situaciones y preocupaciones a Dios, que de seguro Él siempre responderá.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mis pensamientos que a veces se vuelan sin ti y me pierdo. Te entrego mis pensamientos y las intenciones de mi corazón, mi amargura, mi tristeza, mi comparación, mi queja, mi afán y todo aquello que me pueda apartar de ti. Hoy decido fijar mi mirada en ti y en las cosas del cielo, y descanso completamente en que tú te harás cargo de todo lo que en este mundo pretenda apartarme de hacer tu perfecta y buena voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 12 de junio. ¿En qué piensas?
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Colosenses 3:2 NTV: Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Con el afán de los días y la cantidad de noticias que recibimos a diario, sumado a la exagerada información que podemos recibir a través de la internet y las redes sociales, yo creo que se hace cada vez más difícil fijar la mirada en las cosas del cielo.
La verdad es que fijar la mirada en las verdades del cielo significa luchar cada día por poner en práctica las prioridades celestiales y no las nuestras, y dejar que el cielo llene nuestros pensamientos significa entonces concentrarnos en lo eterno, en lugar de lo temporal.
Por eso hoy creo que lo más sensato es dejar el afán, la preocupación, la tristeza por lo que aún no ha pasado o por lo que todavía no tenemos, y más bien debemos proponernos vivir el aquí y el ahora. Y si lo hacemos de esta manera (Filipenses 4:7 RV60): «La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
Ahora, para finalizar, solo ponte a pensar… ¿En qué piensas? ¿Qué es lo que te está devanando los sesos hasta el punto de perder la paz y la tranquilidad? Por eso ya lo sabes, y Dios lo dice claro en su palabra para que no te pierdas más (Colosenses 3:2 NTV): «Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra». Entrégale todas tus situaciones y preocupaciones a Dios, que de seguro Él siempre responderá.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mis pensamientos que a veces se vuelan sin ti y me pierdo. Te entrego mis pensamientos y las intenciones de mi corazón, mi amargura, mi tristeza, mi comparación, mi queja, mi afán y todo aquello que me pueda apartar de ti. Hoy decido fijar mi mirada en ti y en las cosas del cielo, y descanso completamente en que tú te harás cargo de todo lo que en este mundo pretenda apartarme de hacer tu perfecta y buena voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes