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1 Juan 2:21, 27 NTV: «Así que les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira. Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo».
En muchas ocasiones, pensamos que nos podemos hacer los de la vista gorda cuando de decir mentiras se trata, pero como lo dice el verso de hoy, realmente todos nosotros conocemos la diferencia entre la verdad y la mentira, y literalmente sí sabemos a cabalidad cuándo decimos una mentira o cuándo exageramos o cuándo decimos la verdad.
Por eso dice el verso: «Les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira». Y cuando eso sucede, nos podemos dar cuenta de que eso marca radicalmente nuestra vida, pues nos podemos dar cuenta de que es la presencia de Dios en nuestras vidas la que nos advierte del peligro de la mentira y nos impulsa a tener que vivir en la verdad, hablar con la verdad, pensar con la verdad y no permitirnos de ninguna manera ni mucho menos deliberada, mentir.
Sigue diciendo el verso: «Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo».
Esta declaración sí que marca radicalmente nuestras vidas, y como lo dice el verso, solo el Espíritu Santo de Dios nos puede hacer tomar conciencia de la mentira en nuestras vidas y del daño que solo ella nos puede causar, pues lo que el Espíritu enseña es verdad y no mentira. Y es por eso que debemos permanecer más bien en comunión con Cristo a través de la verdad y no en sintonía con el padre de la mentira que solo nos engaña y quiere para nosotros la completa destrucción y muerte espiritual.
Vamos a orar.
Amado Dios, qué impresionante es entender en tu palabra que todo lo que proviene de ti es verdad y cómo verdad quiere para mí la libertad, el descanso, la transparencia, la paz y la tranquilidad. Hoy te pido perdón por la mentira en mi vida y por la manera como yo mismo he dejado que ella reine en mi vida y domine mis pensamientos y las intenciones de mi corazón. Yo te pido, Señor, me des la libertad que solo la verdad puede traer a mi vida y me permitas renunciar a todo engaño, a todo secreto y a toda mentira que en este momento de mi vida me esté ahogando, engañando y conduciendo a una vida infeliz y llena de desdicha. Me entrego a ti por completo, pues tuyo soy, Señor, y decido vivir mi vida con la verdad y hacerle frente a todas las situaciones de mi vida contigo. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 11 de mayo. Conoces la diferencia.
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1 Juan 2:21, 27 NTV: «Así que les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira. Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo».
En muchas ocasiones, pensamos que nos podemos hacer los de la vista gorda cuando de decir mentiras se trata, pero como lo dice el verso de hoy, realmente todos nosotros conocemos la diferencia entre la verdad y la mentira, y literalmente sí sabemos a cabalidad cuándo decimos una mentira o cuándo exageramos o cuándo decimos la verdad.
Por eso dice el verso: «Les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira». Y cuando eso sucede, nos podemos dar cuenta de que eso marca radicalmente nuestra vida, pues nos podemos dar cuenta de que es la presencia de Dios en nuestras vidas la que nos advierte del peligro de la mentira y nos impulsa a tener que vivir en la verdad, hablar con la verdad, pensar con la verdad y no permitirnos de ninguna manera ni mucho menos deliberada, mentir.
Sigue diciendo el verso: «Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo».
Esta declaración sí que marca radicalmente nuestras vidas, y como lo dice el verso, solo el Espíritu Santo de Dios nos puede hacer tomar conciencia de la mentira en nuestras vidas y del daño que solo ella nos puede causar, pues lo que el Espíritu enseña es verdad y no mentira. Y es por eso que debemos permanecer más bien en comunión con Cristo a través de la verdad y no en sintonía con el padre de la mentira que solo nos engaña y quiere para nosotros la completa destrucción y muerte espiritual.
Vamos a orar.
Amado Dios, qué impresionante es entender en tu palabra que todo lo que proviene de ti es verdad y cómo verdad quiere para mí la libertad, el descanso, la transparencia, la paz y la tranquilidad. Hoy te pido perdón por la mentira en mi vida y por la manera como yo mismo he dejado que ella reine en mi vida y domine mis pensamientos y las intenciones de mi corazón. Yo te pido, Señor, me des la libertad que solo la verdad puede traer a mi vida y me permitas renunciar a todo engaño, a todo secreto y a toda mentira que en este momento de mi vida me esté ahogando, engañando y conduciendo a una vida infeliz y llena de desdicha. Me entrego a ti por completo, pues tuyo soy, Señor, y decido vivir mi vida con la verdad y hacerle frente a todas las situaciones de mi vida contigo. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes