Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 1 de mayo. Todo lo que necesitas aprender. 

Ezequiel 44:23 NVI: «Deberán enseñarle a mi pueblo a distinguir entre lo sagrado y lo profano, y mostrarle cómo diferenciar entre lo puro y lo impuro».

No sé cuántas personas en este momento en la humanidad están en las filas de las universidades e institutos para iniciar maestrías, doctorados, pregrados y estudios en general sobre quién sabe cuántas cosas… Cuando me imagino esta realidad, pienso: ¿será que la misma fila interminable y las mismas solicitudes de cupo están rebosando en este momento para estudiar y conocer a profundidad a Dios? ¿Será que las filas de jóvenes y profesionales están así de llenas para iniciar la mejor de las carreras de la vida, que es la de conocer a Jesús?

Yo creo que por eso Ezequiel, inspirado por el Espíritu Santo de Dios, nos advierte la necesidad imperiosa de la humanidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, y entre lo urgente, lo necesario y lo absolutamente fundamental. Y yo creo que el primer paso para lograrlo es comenzar por lo básico, como lo dice el verso, al menos por distinguir entre lo bueno y lo malo y entre lo sagrado y lo profano, para ver si de una vez por todas podemos comenzar a consumir un alimento espiritual mucho más puro que realmente no nos engañe y nos lleve finalmente a la vida y no precisamente a la muerte eterna.

Dice el verso (Ezequiel 44:23 NVI): «Deberán enseñarle a mi pueblo a distinguir entre lo sagrado y lo profano, y mostrarle cómo diferenciar entre lo puro y lo impuro». Y qué dicha que esa fuera nuestra tarea principal en el mundo de la vida, pues con ello nos ahorraríamos, como lo dice la bendita palabra de Dios, demasiadas complicaciones (Eclesiastés 7:29 NVI).

Vamos a orar.

Amado Dios, cuánto te necesito. Solo tú sabes cuánto trabajo me cuesta distinguir entre lo sagrado y lo pagano, entre lo que me sirve y lo que no, entre lo puro y lo impuro. Y termino más bien contaminándome más y apartándome más de ti por culpa de mi propia necedad e ignorancia de ti. Enséñame, Señor, te lo ruego, pues quiero aprender a distinguir el camino correcto. Aparta de mí todo afán, toda duda, toda alucinación y fascinación por lo que realmente no vale la pena ni es eterno, y ayúdame a fijar mi mirada completamente en ti y en tu perfecta voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 30 de abril. Hazlo ya. 
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 2 de mayo. No te equivoques. 

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