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Mateo 5:43-44 NVI: «Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. [44] Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen».
Como nos podemos dar cuenta, la primera parte de este se encuentra escrita en la ley de Moisés (Lv. 19:18), y la segunda parte proviene de la forma en la que los escribas y fariseos explicaban y aplicaban la orden del Antiguo Testamento a su cotidianidad. Aun así, lo más impactante de este verso es que la aplicación de Jesús era exactamente la opuesta de los fariseos y los maestros de la ley, resultando en un principio mucho más elevado y difícil de llevar a la práctica.
Amar a nuestro prójimo debía extenderse también a aquel prójimo que fuera nuestro enemigo. Y de nuevo, podemos entender que el pueblo de Dios está llamado a ser bueno con sus enemigos, como lo dice el verso de Proverbios (Proverbios 25:21 NTV): «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales agua para beber».
Todo esto nos enseña que el amor de Dios se extiende también a sus enemigos, y el amor universal de Dios es manifestado en las bendiciones que Dios otorga a todos indiscriminadamente, como lo dice Jeremías (Jeremías 31:3 NVI): «Hace mucho tiempo se me apareció el SEÑOR y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad»». Y para terminar, el Salmo 145:9 NVI dice: «El SEÑOR es bueno con todos; él se compadece de toda su creación».
Vamos a orar.
Amado Dios, enséñame a amar a las personas que me generan rechazo, malestar, indignación o molestia, pues quiero ser fiel a tu palabra y sobre todo a tu carácter que no deja de amarnos indistintamente de nuestra manera de ser. Quiero amar verdaderamente y perdonar completamente, así como tú lo haces conmigo. Y enséñame a orar por todos aquellos que me cuesta trabajo amar. Yo te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 25 de abril. Enemigos.
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Mateo 5:43-44 NVI: «Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. [44] Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen».
Como nos podemos dar cuenta, la primera parte de este se encuentra escrita en la ley de Moisés (Lv. 19:18), y la segunda parte proviene de la forma en la que los escribas y fariseos explicaban y aplicaban la orden del Antiguo Testamento a su cotidianidad. Aun así, lo más impactante de este verso es que la aplicación de Jesús era exactamente la opuesta de los fariseos y los maestros de la ley, resultando en un principio mucho más elevado y difícil de llevar a la práctica.
Amar a nuestro prójimo debía extenderse también a aquel prójimo que fuera nuestro enemigo. Y de nuevo, podemos entender que el pueblo de Dios está llamado a ser bueno con sus enemigos, como lo dice el verso de Proverbios (Proverbios 25:21 NTV): «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales agua para beber».
Todo esto nos enseña que el amor de Dios se extiende también a sus enemigos, y el amor universal de Dios es manifestado en las bendiciones que Dios otorga a todos indiscriminadamente, como lo dice Jeremías (Jeremías 31:3 NVI): «Hace mucho tiempo se me apareció el SEÑOR y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad»». Y para terminar, el Salmo 145:9 NVI dice: «El SEÑOR es bueno con todos; él se compadece de toda su creación».
Vamos a orar.
Amado Dios, enséñame a amar a las personas que me generan rechazo, malestar, indignación o molestia, pues quiero ser fiel a tu palabra y sobre todo a tu carácter que no deja de amarnos indistintamente de nuestra manera de ser. Quiero amar verdaderamente y perdonar completamente, así como tú lo haces conmigo. Y enséñame a orar por todos aquellos que me cuesta trabajo amar. Yo te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes