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Salmos 86:11 NTV: «Enséñame tus caminos, oh SEÑOR, para que viva de acuerdo con tu verdad. Concédeme pureza de corazón, para que te honre».
De una cosa estoy seguro: no solo cuando leo este verso, sino cuando atravieso por completo, de principio a fin y de la mano del Señor, cada verso de su bendita palabra. Solo el Señor nos puede enseñar sus caminos y solo Dios puede conducirnos a vivir de acuerdo con la verdad.
Y he aquí una de las encrucijadas que pocos comprenden: en la medida en que caminamos por la verdad de la palabra de Dios y experimentamos los cambios extremos que esa verdad comienza a hacer en nuestras vidas, podemos anhelar con ansias y extremada pasión conocer un poco más de la pureza de la que habla este verso.
Por eso dice el salmista: «Concédeme pureza de corazón, para que te honre». Yo creo que la pureza es uno de los más grandes tesoros que podemos anhelar en la vida, pues si la llegamos a tener o al menos a experimentar en su más mínimo grado, será la única manera como podremos honrar a Dios.
Vamos a orar.
Cuánto te amo, Señor, fuerza y redentor de mi alma. Mientras más te conozco, tengo que reconocer que eres más grande de lo que puedo dimensionar y al mismo tiempo más sencillo de lo que a veces podemos pensar, pues solo tú te haces real en nuestras vidas y de manera especial a través de tu palabra. Solo tú me puedes enseñar tus caminos para que viva de acuerdo con tu verdad.
Yo solo te pido que me concedas pureza de corazón, de tal manera que pueda honrarte y vivir mi vida completamente para ti. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 18 de abril. Pureza de corazón.
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Salmos 86:11 NTV: «Enséñame tus caminos, oh SEÑOR, para que viva de acuerdo con tu verdad. Concédeme pureza de corazón, para que te honre».
De una cosa estoy seguro: no solo cuando leo este verso, sino cuando atravieso por completo, de principio a fin y de la mano del Señor, cada verso de su bendita palabra. Solo el Señor nos puede enseñar sus caminos y solo Dios puede conducirnos a vivir de acuerdo con la verdad.
Y he aquí una de las encrucijadas que pocos comprenden: en la medida en que caminamos por la verdad de la palabra de Dios y experimentamos los cambios extremos que esa verdad comienza a hacer en nuestras vidas, podemos anhelar con ansias y extremada pasión conocer un poco más de la pureza de la que habla este verso.
Por eso dice el salmista: «Concédeme pureza de corazón, para que te honre». Yo creo que la pureza es uno de los más grandes tesoros que podemos anhelar en la vida, pues si la llegamos a tener o al menos a experimentar en su más mínimo grado, será la única manera como podremos honrar a Dios.
Vamos a orar.
Cuánto te amo, Señor, fuerza y redentor de mi alma. Mientras más te conozco, tengo que reconocer que eres más grande de lo que puedo dimensionar y al mismo tiempo más sencillo de lo que a veces podemos pensar, pues solo tú te haces real en nuestras vidas y de manera especial a través de tu palabra. Solo tú me puedes enseñar tus caminos para que viva de acuerdo con tu verdad.
Yo solo te pido que me concedas pureza de corazón, de tal manera que pueda honrarte y vivir mi vida completamente para ti. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes