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Mateo 7:2 NVI: «Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes».
A veces, cuando juzgamos de una manera tan vigorosa las acciones de los demás, no nos damos cuenta de que llegamos a ser hipócritas, pues detrás de ello, se puede ocultar nuestra propia lucha con lo que tanto criticamos. Y este fue el caso de David, quien después de haber asesinado al esposo de Betsabé y después de dejarla en embarazo, arremetió con tremenda furia ante el caso que el profeta le había expuesto de injusticia, cuando en realidad había sido él mismo el transgresor.
Por eso, el verso nos dice que seremos tratados de la misma forma en que tratamos a los demás, y que el criterio que usemos para juzgar a otros será la misma tabla de medir con la que seremos medidos.
Vamos a orar.
Otra vez, Señor, no tengo más que decirte, sino es que me perdones por mi juicio, por mi altivez y mi manera de mirar y juzgar a los demás de maneras implacables, pues yo no quiero ser juzgado de la misma manera.
Gracias, Señor, por tu perdón y tu gracia que me da una nueva oportunidad de mirarme a mí mismo y a los demás con misericordia y perdón. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 11 de abril. ¿Cuáles son las consecuencias de juzgar a los demás?
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Mateo 7:2 NVI: «Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes».
A veces, cuando juzgamos de una manera tan vigorosa las acciones de los demás, no nos damos cuenta de que llegamos a ser hipócritas, pues detrás de ello, se puede ocultar nuestra propia lucha con lo que tanto criticamos. Y este fue el caso de David, quien después de haber asesinado al esposo de Betsabé y después de dejarla en embarazo, arremetió con tremenda furia ante el caso que el profeta le había expuesto de injusticia, cuando en realidad había sido él mismo el transgresor.
Por eso, el verso nos dice que seremos tratados de la misma forma en que tratamos a los demás, y que el criterio que usemos para juzgar a otros será la misma tabla de medir con la que seremos medidos.
Vamos a orar.
Otra vez, Señor, no tengo más que decirte, sino es que me perdones por mi juicio, por mi altivez y mi manera de mirar y juzgar a los demás de maneras implacables, pues yo no quiero ser juzgado de la misma manera.
Gracias, Señor, por tu perdón y tu gracia que me da una nueva oportunidad de mirarme a mí mismo y a los demás con misericordia y perdón. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes