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Romanos 6:20-21 NTV. «Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. [21] ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna.»
El pecado siempre trae consecuencias infelices y malsanas junto con los remordimientos con los que desearías no tener que vivir. Sin embargo, como lo dice el verso, muchas veces pecamos porque no considerábamos que lo que hacíamos estaba mal y nos hacía daño a nosotros y a todos los que nos rodeaban. Y «¿Y cuál fue la consecuencia?» como lo dice el verso, quedamos avergonzados de las cosas que hicimos y que tarde o temprano nos está pasando factura.
Solíamos hacer cosas desordenadas, sin importar las consecuencias, y todas ellas no hicieron más que apartarnos de nuestra familia, del quehacer profesional que parecía prometedor, de los compañeros de trabajo, de esa oportunidad única que tuvimos y nunca la aprovechamos. De todas esas cosas y muchas otras más.
Por eso, Dios en su palabra nos invita a arrepentirnos y cambiar definitivamente nuestra manera de vivir y a pensar antes de actuar otra vez y resultar equivocándonos como siempre.
Querido amigo, el pasado tormentoso puede quedar atrás, si decides volver a Dios y pedir perdón. Pues una vez lo hagas, de manera inmediata Él te va a perdonar y a dar nuevas oportunidades de vida llenas de gracia, perdón, restauración y nuevos caminos.
Vamos a orar.
Amado Señor, necesito tu perdón y tu gracia. Hoy decido cambiar de vida y disponerme para aprender a ser una persona mesurada, prudente y sabia en todo lo que haga. No me permitas desperdiciar mi vida en lo que no vale y con ello perderme del gran tesoro que me has dado, que ya tengo. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 21 de febrero. Un pasado tormentoso.
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Romanos 6:20-21 NTV. «Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto. [21] ¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna.»
El pecado siempre trae consecuencias infelices y malsanas junto con los remordimientos con los que desearías no tener que vivir. Sin embargo, como lo dice el verso, muchas veces pecamos porque no considerábamos que lo que hacíamos estaba mal y nos hacía daño a nosotros y a todos los que nos rodeaban. Y «¿Y cuál fue la consecuencia?» como lo dice el verso, quedamos avergonzados de las cosas que hicimos y que tarde o temprano nos está pasando factura.
Solíamos hacer cosas desordenadas, sin importar las consecuencias, y todas ellas no hicieron más que apartarnos de nuestra familia, del quehacer profesional que parecía prometedor, de los compañeros de trabajo, de esa oportunidad única que tuvimos y nunca la aprovechamos. De todas esas cosas y muchas otras más.
Por eso, Dios en su palabra nos invita a arrepentirnos y cambiar definitivamente nuestra manera de vivir y a pensar antes de actuar otra vez y resultar equivocándonos como siempre.
Querido amigo, el pasado tormentoso puede quedar atrás, si decides volver a Dios y pedir perdón. Pues una vez lo hagas, de manera inmediata Él te va a perdonar y a dar nuevas oportunidades de vida llenas de gracia, perdón, restauración y nuevos caminos.
Vamos a orar.
Amado Señor, necesito tu perdón y tu gracia. Hoy decido cambiar de vida y disponerme para aprender a ser una persona mesurada, prudente y sabia en todo lo que haga. No me permitas desperdiciar mi vida en lo que no vale y con ello perderme del gran tesoro que me has dado, que ya tengo. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes